My phrasebook

Siempre recibimos cuando damos.

Una canción

miércoles, 5 de enero de 2011

Arthur Marx enmudece

En una de sus numerosas actuaciones de vodevil, en ciudades del Medio Oeste apenas señaladas en el mapa, en teatros improvisados en desvencijadas salas, con un público que no dejaba de parlotear, comer y moverse, los Hermanos Marx fueron literalmente echados por el gerente. Apenas alcanzaron el último vagón del tren que partía. Encaramado a la barandilla, Arthur, el segundo de los Hermanos Marx, lanzó toda una serie de improperios al pueblucho que dejaban. Al día siguiente se enteraron por la prensa que el dueño del teatro había muerto en un incendio. Definitivamente era mejor que Arthur dejara de hablar, sentenció Groucho.

Pero el mismo Harpo nos cuenta de donde le vino su enmudecimiento:

"(...) el tío Al no escribió ni una sóla línea para mí. Protesté. El tío Al dijo que yo aportaría un maravillosos contraste al espectáculo si actuaba en pantomima. Al diablo con eso. Improvisaría (..) todo lo que quisiera, dije.

(...) El crítico del periódico de Champaign Urban (Illinois) escribió algo así:

"El hermano Marx que hace de Patsy Brannigan (...) imita al inmigrante irlandés de una manera muy divertida en su pantomima. Desgraciadamente, el efecto se pierde cuando habla."

Cuando leí la reseña comprendí que el tío Al estaba en lo cierto. Simplemente, no podía superar a Groucho o Chico hablando, y era ridículo por mi parte intentarlo. Sin embargo, fue un duro revés para mi orgullo.

(...) Enmudecí. Nunca más dije una palabra, ni en el escenario ni frente a las cámaras, como Hermano Marx."

jueves, 1 de julio de 2010

Agenda cultural para el verano en Sevilla

La ciudad de Sevilla se asocia a la primavera, como las torrijas, nuestras fiestas y la suavidad del clima. Visitar Sevilla en verano no es nada recomendable y los que nos quedamos aquí sabemos lo que es sufrir altas temperaturas. También se puede visitar Sevilla en otoño, a veces el mes de octubre es bastante templado y ese clima benigno se prolonga hasta noviembre.



Cuando vemos a grupos de guiris marchar en fila por la Avenida con paraguas a modo de parasoles, a parejas que se defienden del sol con el plano de la ciudad modo de visera o a estudiantes Erasmus zambullirse en las fuentes como gitanillos del Vacie , no podemos sentir otra cosa que compasión por compartir con los lugareños la implacable huella de Lorenzo.

Aquí estamos acostumbrados a las veladas (en los últimos años han proliferado las de Hermandades (*) que se suman a la Velá de Santa Ana), a los veladores (lo de terrazas lo dejamos para el centro de la Meseta) y a mirar el calendario con fijeza para poner rumbo a la playa en cuanto podemos.

La oferta de actividades siempre ha sido escasa en parte por la climatología y en parte por la relativa cercanía de la costa. Hay familias que no pueden veranear en la playa pero si pueden se buscan una alternativa en la piscina, Aquópolis o en Isla Mágica. Por no hablar de la playa (sic) de María la Trifulca o el Club de Campo Raca, ¿qué familia pija no estuvo apuntada en los 70?. Como ven, trasladamos el concepto más veraniego a la ciudad.

La vida sevillana durante el verano es bipolar, con un denominador común entre los dos momentos del día tan extremos. Se buscan las primeras horas y las últimas horas del día. No vivimos la madrugada en verano no porque aquí no haya San Juan, ni hogueras en la playa, sino porque tenemos nuestra Madrugada. Se busca la fresquita de la mañana y el frescor de la noche. Entre horas, nos queda el trabajo y si estamos de vacaciones el quedarnos en casa.

Si os gusta madrugar, las mañanas de verano en Sevilla ofrecen hacer algo distinto al resto del año. Pasear.

Encontrarse con sitios de antaño y redescubrir la ciudad. Yo tengo la costumbre de pasear y de patearme la ciudad. Me gusta callejear por el centro, pasear por los arrabales y recorrerme la ciudad. Sevilla es chiquita, créanme. Sales de la Encarnación por la calle Regina y llegas a Feria que desemboca en la Ronda. Sales de Puerta Jerez, atraviesas Plaza de Cuba y ya estás en Triana. Y en verano es la ocasión ideal para visitar aquellos sitios que durante el resto del año las circunstancias del día a día no lo permiten. Pongo como ejemplo la Iglesia de San Luis.

El mejor paradigma del barroco andaluz que queda oculto a muchos ojos sevillanos por desconocimiento. Está a punto de cerrarse para su rehabilitación, por lo que este verano es la ocasión para descubrir este recoleto y singular templo. También hay infinidad de conventos o monumentos civiles como el Palacio de San Telmo (sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía) o el Hospital de las Cinco Llagas (sede del Parlamento Andaluz).

Y una pregunta que lanzo a los blogueros autóctonos:

¿Conocéis la Torre Oscura de Sevilla?

Me pasé años queriendo ver una en la ciudad después de visitar las de Cádiz y Jerez. Me pareció una idea fantástica que multiplica las oportunidades de vistas panorámicas de la Giralda. Por no hablar de la ocasión de visitar la Torre de los Perdigones que es donde se aloja. No sé si os pasa como a mí que tengo la innata tendencia a querer conocer aquello que no se muestra. Durante años la torre estuvo abandonada y a punto de ser demolida. Yo la veía asomarse y conocía su construcción y uso por un trabajo que hice de arquitectura industrial en la ciudad, pero era imposible adentrarse en ella. Merece la pena subir por la torre y conocer la cámara oscura, ese artificio de lentes y espejo para ver "en vivo" la ciudad y alrededores.

Para los que somos noctámbulos, las noches de verano pueden ofrecer más posibilidades. Pasear por Sevilla de noche es una estampa preciosa, un rato inolvidable y una óptica de la ciudad muy diferente.

Foto tomada de Foto pasión de Enroba (ver más fotos)

La brisa del Guadalquivir se abre paso entre los restos de la canícula y nos anuncia el dominio de Selene sobre la luz crepuescular. Es la hora de refrescarnos por enésima vez y acicalarnos. Los ánimos mejoran y buscamos el ocio. La cervecita y los caracoles nos llaman en los sms que nos mandan los amigos. Si estamos de vacaciones no habrá límite de horas y la noche puede ser tan larga como sugerente.

Como el verano lo trastoca todo, hasta el cine cambia. Cambia de nombre, de emplazamiento y de cartelera. El Cine de Verano ha sido emblemático durante décadas y ha marcado infinidad de preludios cinéfilos. El enorme cambio que han experimentado los cines ha afectado en mayor medida a los cines de verano. Ya no son el referente del ocio veraniego pero nos sigue gustando ir al cine y nos sigue gustando lo pintoresco de la oferta. Curiosamente las proyecciones que se dan ahora en Sevilla, provienen de organismos oficiales y no de empresas privadas. ¡Bienvenida sean las iniciativas!

Sí hablo en plural porque se trata de dos. Al tradicional Cine de Verano de la Universidad de Sevilla se suma el de la Diputación de Sevilla. Ambos organismos planifican una oferta cultural para todo el verano que en los últimos años viene mejorándose notablemente. La Universidad ha agrupado su oferta cultural en el Cicus. El proyecto se denomina 21 Grados y ofrece exposiciones, conciertos, películas, espectáculos de danza, etc apostando por la vanguardia y la difusión de trabajos universitarios (muchos de los proyectos corresponden a premios universitarios). Desde la carrera el verano era sinónimo de reencontrarme con el cine clásico en pantalla grande y en VOS. Y a ello le añadimos la singularidad de estar en el patio del Rectorado, del siglo XVIII. Este año la sede

La propuesta de la Diputación se llama Asómate al patio. Es una propuesta similar aunque no tiene el carácter gratuito de la anterior. Y como la demanda responde hay que planificar incluso el acudir comprando las entradas con antelación. En contrapartida su oferta se ajusta más a los gustos del mainstream en las películas que proyecta (la oferta de cine clásico es menor) y los espectáculos que ofrece.

Durante el verano, el teatro queda asociado a grandes festivales que tienen lugar en marcos incomparables como el Teatro Romano de Mérida. Sólo he podido asistir una vez pero fue la mejor ocasión: ver a Nuria Espert en el papel de Medea. No conozco el Corral de Comedias de Almagro pero he podido ir varios veranos al Castillo de Niebla. En Sevilla no hemos tenido nada parecido salvo el Festival de Danza de Itálica. Hasta que una compañía de teatro tuvo el magnífico propósito y sobre todo el empeño de representar obras de nuestro teatro clásico durante el verano en Sevilla. Se trata de la compañía Teatro Clásico de Sevilla. En sus inicios, con más ilusión que medios, tuvieron la feliz idea de restaurar la costumbre de representar Don Juan Tenorio durante el mes de noviembre. Y desde hace un par de años gracias a sus representaciones estivales podemos disfrutar de obras del teatro barroco español y de enclaves como el Palacio de la Buhaira y las Reales Atarazanas. Éstos últimos junto con los arriba mencionados merecen la pena verse en el anochecer y completar la visita a la luz del día.

Y como dirían los yanquis last but not least, hay una obra de teatro que proximamente se va a representar. Está dirigida por Juan Duque, actor onubense afincado en Sevilla más conocido en la Blogosfera como Luz de Gas. Sí, se trata del radioblog que desde hace unos años es punto de encuentro entre blogueros.

Se trata de Las Preciosas Ridículas, de Molière, que se va a representar los días 7-10 de julio en Escénica de la calle San Luis. Y un aliciente para los bolsillos es que la entrada es gratuita hasta completar aforo.


Las vacaciones son añoradas, recordadas y ansiadas durante el resto del año. No conviene tampoco saturarlas de actividades y acabar reventao de ellas. Si no descansamos y desconectamos (**) durante las vacaciones no se considerarán como tal.



Pero merece la pena una inventiva para hacer cosas diferentes... en el lugar de siempre.


(*) algunas se mantienen e incluso se van consolidando, otras en cambio son fruto del entusiasmo de un año y se quedan en eso. Hace justo un año, tuve la "mala suerte" de que la Hermandad de
Santa Lucía decidiera estrenarse con su velada un fin de semana anterior a mi examen de oposiciones.

(**) siempre he sido enemiga de los deberes de verano para aquellos niños y adolescentes que aprueban el curso.

sábado, 26 de junio de 2010

Mademoiselle Dorleac

En ocasiones puede ser una ventaja que se alarguen las cosas. Algo así me pasó con Catherine Deneuve. Durante años, en los 80, la imagen (y la información) que tenía de ella procedía de sus apariciones en el ¡Hola! del brazo de Yves Saint Laurent en los desfiles parisinos cuando no de las fotos publicitarias de su perfume.

La consideraba una actriz francesa retirada hasta que la vi en Indochina (1992). La película en sí es la versión franco-manglaresca de Memorias de África que no despierta demasiado interés por sí misma. Es la fotografía y sobre todo las interpretaciones (la de Deneuve y la de Vincent Perez por entonces liado con Carla Bruni fue la razón de que viera la película). Años después descubrí el rol con esa extraña combinación de gelidez y sensualidad que desplegó la Deneuve en los 60. La vi en Belle de Jour y en Tristana.

Hace un par de años leo sobre su hermana Françoise Dorleac. Y a los pocos meses me entero que echan Les demoiselles de Rochefort en el cineclub de la Ugt. Supe de golpe de la existencia de la hermana, de la actriz y de su trágica desaparición.

Françoise Dorleac era la hermana mayor de Catherine Deneuve. Hija de actores, nació en 1942. Muy pronto deja el instituto y se inscribe en el conservatorio desde donde dará el salto al cine, desfilando también para Christian Dior. En 1964 le llega su primera gran oportunidad y a partir de entonces es requerida por Truffaut y Polanski, entre otros, que modelan su registro de mujer vivaz y elegante a la vez en películas emblemáticas como La peau douce (La piel dura) y Cul de sac (Callejón sin salida).

Animó a su hermana pequeña, Catherine (quien tomó el apellido de soltera de la madre) a que se iniciara como actriz. Juntas coprotagonizarían la chispeante y no menos kitsch Las señoritas de Rochefort. Es un musical atípico aunque esté lleno de topicazos: en la Francia de los años 60 Jacques Demy se empeña en homenajear a los musicales americanos, se trae a Gene Kelly como no podía ser menos (fue Un americano en París) y le suelta dos pelucas y dos mandolinas a las hermanas que si no llegan a ser más que encantadoras y suficientemente diferentes entre sí habrían quedado como las Pili y Mili gabachas (sin menoscabo de las Pili y Mili patrias, binomio inseparable y regocijante que adoro).

Recuerdo que cuando vi la película, una vez que superé el estado ojiplático que me dejaba ver aquel estallido de color, de candor y de encanto de villa marítima, me fijaba alternativamente en una y otra hermana, muy parcidas y distintas a la vez. Primero me fijaba en Catherine que parece por momentos más resuelta de lo habitual. Pero no encajaba del todo en el papel de adolescente pizpireta. Luego me fijaba en Françoise, de rasgos más desiguales pero de mirada subyugante. Tampoco me parecía encajar en la edad. Pero esa era lo de menos, parecían dos damas de la escena que rememoraban sus andanzas juveniles muchos ante de que alcanzaran una merecida fama.



Françoise Dorleac falleció en un accidente de tráfico, el 26 de junio de 1967, tal día como hoy. Hacía dos meses que se había estrenado la película y se dirigía al aeropuerto de Niza para tomar un vuelo a Londres para asistir al estreno de la que se convirtió en su última película El cerebro de un millón de dólares. Tenía 25 años. Como dato espeluznante murió carbonizada y el cuerpo quedó tan irreconocible que sólo supieron de ella por un trocito de dni.

Una vida truncada que marcó a su hermana Catherine y a compañeros como el propio Truffaut (quien dirigió a las dos) y una carrera interrumpida que había tenido un despegue espectacular: 20 filmes en 8 años, con renombrados directores.

Dicen de Françoise Dorleac quienes la conocieron que era divertida, de risa fácil, fuerte pese a su aparente fragilidad y con ideas muy claras sobre sus personajes, no era infrecuente que al rodar preguntara muy a menudos sobre los mismos.

No he visto su última película, del bizarro Ken Russell. El tiempo juega a mi favor para descubrir y disfrutar de esta actriz francesa cuyo rostro no envejeció en la pantalla ni en nuestras retinas pero cuya vida debió alargarse.

* Post relacionado: El increíble encanto de Roger Vadim

jueves, 17 de junio de 2010

El gabinete de Rebeca

Mujer leyendo (Carl Larsson, 1895)

... La señora de Winter solía usar el gabinete por la mañana (...). Éste era un cuarto de mujer, gracioso, delicado, el cuarto de alguien que hubiera escogido con gran cuidado cada uno de los muebles, para que cada silla, cada florero, cada detalle estuviera en armonía con el todo y con la personalidad de su dueña. Parecía como si hubiera puesto el cuarto diciendo: "Esto, para mí; y esto, para mí. Y esto, y esto también". Eligiendo entre los tesoros de Manderley todo lo que le había agradado, rechazando lo corriente y lo mediocre, eligiendo con seguro instinto únicamente lo mejor de lo mejor. No había allí mezclas de estilo ni confusiones de época y el resultado era de una perfección sorprendente y aun asombrosa, no fríamente severa como la del salón que se enseñaba a los turistas, sino lleno de vida, compartiendo algo del resplandor y la exuberancia de los rododendros que se estrechaban bajo la ventana (...).

Me senté al escritorio y me extrañó que aquel cuarto tan encantador y perfecto de colorido, fuese al mismo tiempo tan práctico, tan marcadamente eficiente. No sé, pero hubiera yo supuesto que una habitación como aquella, amueblada con gusto tan exquisito no obstante la exagerada profusión de flores, tenía que ser un lugar de belleza pura, íntimo y bueno para el descanso.

Dama en el escritorio (Casimiro Sainz y Saiz, 1875)

... Pero aquel escritorio, aunque bellísimo, no era un lindo juguete donde una mujer se sentara a escribir cartitas, mordiendo la pluma y abandonándolo luego durante varias semanas, con la carpeta algo torcida. Las casillas interiores estaban marcadas: "Cartas pendientes", "Cartas para archivar", "Casa", "Finca", "Menú", "Varios", "Direcciones". Las etiquetas estaban todas escritas con aquella letra muy sesgada y picuda que yo ya conocía, y me sorprendió, casi me sobrecogió, al reconocerla, pues no la había vuelto a ver desde que quemé la página del libro de versos, y creí que nunca más la volvería a encontrar.



Set del rodaje de Rebeca (1940, Alfred Hitchcock). Casa del embarcadero.





En estos días de estremecedora efeméride, me acuerdo de que hace 70 años del estreno de Rebecca. No hacen falta recordatorios ni fechas, siempre hay un motivo -y un momento- para revisionar y disfrutar de la obra hitchcockiana.

La protagonista sin nombre, la casa solariega de ensoñación, el amor sin comunicarse. Las malas que son tontas y las buenas que son listas. La novela es un folletín perversamente delicioso. Fue mi descubrimiento de un verano tras encandilarme una vez más con la película más british de su autor.

Hitchcock, Joan Fontaine y Laurence Olivier en el set de Rebecca.

viernes, 21 de mayo de 2010

¡ Feliz en mi día !

Hoy es mi santo.

Sí, ya sé que hace poco fue mi cumple. Se me acumulan las felicitaciones y los regalos pero luego viene la sequía (hasta Reyes, nada xD).

Cae en un viernes que ya he planeado, o más bien he encadenado: cervecita con los compañeros del trabajo, café con mi hermana y cañas con las amigas. No está mal. Mi hermana me ha felicitado hace poco con un sms (solemos hacerlo a partir de las 12 de la noche) y en cuanto a los regalos, mi padre fiel a su costumbre, ya me ha dejado dinero en un sobre encima de la mesa (como estoy despierta, ya lo he visto, menos mal que no son los reyes xD). El resto, será sorpresa.

Me gusta mi nombre y me gusta celebrar mi onomástica. Así que lo comparto en el blog con Cine y Literatura de dos tocayas:



"Las olas" Virginia Woolf (1931)

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente.

Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido o cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico.

Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparenciay yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscurasd esaparecieron casi totalmente.

El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. "

"The waves"

The sun had not yet risen. The sea was indistinguishable from the sky, except that the sea was slightly creased as if a cloth had wrinkles in it. Gradually as the sky whitened a dark line lay on the horizon dividing the sea from the sky and the grey cloth became barred with thick strokes moving, one after another, beneath the surface, following each other, pursuing each other, perpetually.

As they neared the shore each bar rose, heaped itself, broke and swept a thin veil of white water across the sand. The wave paused, and then drew out again, sighing like a sleeper whose breath comes and goes unconsciously. Gradually the dark bar on the horizon became clear as if the sediment in an old wine-bottle had sunk and left the glass green. Behind it, too, the sky cleared as if the white sediment there had sunk, or as if the arm of a woman couched beneath the horizon had raised a lamp and flat bars of white, green and yellow spread across the sky like the blades of a fan. Then she raised her lamp higher and the air seemed to become fibrous and to tear away from the green surface flickering and flaming in red and yellow fibres like the smoky fire that roars from a bonfire. Gradually the fibres of the burning bonfire were fused into one haze, one incandescence which lifted the weight of the woollen grey sky on top of it and turned it to a million atoms of soft blue. The surface of the sea slowly became transparent and lay rippling and sparkling until the dark stripes were almost rubbed out. Slowly the arm that held the lamp raised it higher and then higher until a broad flame became visible; an arc of fire burnt on the rim of the horizon, and all round it the sea blazed gold.

The light struck upon the trees in the garden, making one leaf transparent and then another. One bird chirped high up; there was a pause; another chirped lower down. The sun sharpened the walls of the house, and rested like the tip of a fan upon a white blind and made a blue finger-print of shadow under the leaf by the bedroom window. The blind stirred slightly, but all within was dim and unsubstantial. The birds sang their blank melody outside.

He puesto el comienzo de la novela pero hay un fragmento en boca de Rhoda que me gusta. Es un personaje que rehúye de todo compromiso y busca la soledad, en realidad es un trasunto de la propia Virginia.

"Todos mis buques son blancos. No quiero los pétalos rojos de los geranios y de las malvas del huerto. Quiero pétalos blancos que floten cuando inclino el cuenco. He recogido los pétalos y los he puesto a nadar. Aquí pondré un faro. Y ahora voy a balancear mi cuenco castaño de un lado a otro, para que mis barcos naveguen con oleaje. Algunos se hundirán. Algunos se estrellarán contra los arrecifes. Uno navega sólo. Este es mi barco. Penetra en las heladas cavernas en las que ladra una foca, y cadenas verdes pendientes de las estalactitas se balancean. Se alzan las olas. Sus crestas se enfurecen, fíjate en las luces de los mástiles. Se han desperdigado, han naufragado, todos salvo mi buque, que remonta la ola y se desliza en la galerna y llega a las islas en las que los papagayos parlotean y las lianas..."


jueves, 13 de mayo de 2010

Sombra aquí, sombra allá, y rivalidad de por medio

Si tenemos en cuenta que hasta 1981 no aparece la categoría de Mejor Maquillaje en los Premios Oscar, siendo un elemento imprescindible en el cine por los efectos de la iluminación y recurrente en el teatro, es un indicio de que no tenía ningún mérito la pericia en ese gremio de la caracterización. En primer lugar porque la tradición que llegó al cine es que los actores debían saber maquillarse y también porque precisamente muchos actores al no triunfar acababan dedicándose a eso.

En el ochenta por ciento de las películas rodadas entre 1920 y 1950 aparece el apellido Westmore en el apartado del Make Up.

En 1917, George Westmore fundó el primer departamento de maquillaje de la historia del Cine. Este cockney judío fabricante de pelucas llegó a Hollywood donde continuó con su profesión que amplió al mundo de la peluquería en general y al del maquillaje. Con él se inaugura una dinastía del carmín y el postizo que continua hoy día brocha en mano con resultados de estrella en el Paseo de la Fama incluida.

Sus hijos, los mellizos Perc y Ern tenían 9 años cuando pasaron de desenredar bisoñés a ayudarle en la fabricación de pelucas. Y junto a su otro hermano, Monte, trabajaron con el padre en el maquillaje del Rey de Reyes de Cecil B. de Mille. Tarea nada fácil si tenemos en cuenta que el actor que encarnaba a Jesucristo era H.B. Warner, aficionado a la bebida y que solía llegar cada mañana a los estudios abotargado y ojeroso (por si no conocen al actor, es el farmaceútico de Qué bello es vivir).

Perc, Wally and Bud Westmore

George Westmore destacó entonces por no adscribirse a ningún estudio, en realidad todos contaron con él, Universal, Paramount, Warner, Rko. Decidió abrir su propio salón de belleza en Hollywood Boulevard pensando que las estrellas de Hollywood confiarían en él para sus fiestas, más allá de los retoques profesionales. Pero no tuvo suerte.

En realidad hacía tiempo que había sido destronado como el rey del rizador de pestañas. Pero lo que no puso soportar, nunca, fue que lo fuera por sus propios hijos. Fue su hijo Monte quién le depiló las cejas a Rodolfo Valentino, se las rediseñó, le untó los labios con vaselina para darle brillo y creó su look de peinado hacia atrás y patillas recortadas en ángulo.

Cuando ampliaron el departamento de maquillaje, nombraron jefe del mismo a su otro hijo Wally y en 1931 su hijo Ern le reemplazó en Cimarrón. Monte Jr. sería el encagado de Lo que el viento se llevó.

Hollywood prefería a los vástagos que al progenitor. Aquello fue demasiado para George, que no soportó la rivalidad de sus hijos, una numerosa prole que parecía que había aprendido demasiado bien el oficio.

Un día de 1931, se preparó su propio potingue y lo ingirió. Murió por envenenamiento de mercurio.

Biografía en Wikipedia: Como sólo estaba la biografía en inglés, la he redactado en español basándome en este mismo post. Se puede comprobar en el Historial donde sólo aparece mi nick.

lunes, 8 de marzo de 2010

Ellos

Este año los Oscar se escriben con O bien mayúscula y bien masculina. Ellos han sido los protagonistas. Los elegantes, los simpáticos de la noche, los que derrochan testosterona sin hacer alarde de ello. Los que lo dan todo y para todos hay. Para chicos y para chicas.

El primero, Tom Ford. Hasta ahora me fijaba en sus trapitos y más en su chico-fetiche, Jon Kortajarena. Esta noche me fijé en el y quiero fijarme en su película (A single man) de la que he oído buenas críticas. Con su esmoquin impecable, la barbita de tres días que no podía faltar y ese simpático detalle de la flor en el ojal puso la nota elegante y exquisita.

Peeero, para qué fijarnos en un hombre con el que no nos cruzamos en nuestra acera. Vayamos a un fijo de nuestras miradas. Jake Gyllenhaal acudió a la gala y presentó un premio. Pero fue solo y se le notaba. Jake anda ojeroso con la mirada perdía añorando a su querida Reese que ya ha encontrado sustituto. Se le veía hablando con la prensa y parecía el chiquilo asustado de Donnie Darko más que un apuesto mozo que estrena soltería (de la qué te has librado, ¡ya te darás cuenta!).

En todas las instantáneas se le ve retraído, pesaroso, forzando la sonrisa. Menos mal que se conoce la causa si no, de su cara pálida las malas lenguas dirían que el muchacho se muere de envidia teniendo a la hermana - Maggie Gyllenhaal- y al cuñado - Peter Sarsgaard- en alza (en realidad llevan buena racha seguida y a los tres se les ve congeniar). Jake, espero que hagas un buen papel en Brothers que andas perdiendo chispa.



Habiéndolo visto tantas veces con la mujer o el cuñado no reparé en él hasta verlo en An education. Fue el british look de los 60 y el personaje lo que hizo que me fijara en él. No es feo pero es un poco ojos vaca y desde luego con el pelo rapado no me gusta nada. Todo es cuestión de gustos, a Concha García Campoy le oí decir que lo prefiere así. Hablo de Peter Sarsgaard.

Los gemelos en apostura y maromismo -¡ay omá qué ricos!- fueron el tándem de presentadores Bradley Cooper y Gerard Butler. ¡Cómo estos dos nos alegraron la vista!.

El más elegante dicen que fue Robert Downey Jr. A mí me gustó como iba pero no lo llamaría elegancia, en todo caso chulería o desenfado y su presencia siempre es agradablemente llamativa. Para atuendo divertido, esto es, hortera, hay otros pero pasaron de ir. Nos perdimos las extravagancias de Johnny Depp, Daniel Day Lewis o el recuperado Mickey Rourke. Y los guapos oficiales de antaño, Brad Pitt, Tom Cruise, Jude Law, tampoco fueron.

De los mozuelos de hoy en día ni hablo. Porque el único que me pone, Pattinson, no lució por allí su tupé.

Las chicas ni brillaron, qué le vamos a hecr, Pe estuvo hortera (en el fondo lo es) y no hay nadie que me gustara, así que lo dejo para después.

Hoy, esta noche, es de ellos.

Hastío se escribe con H de Hollywood año 2010



Anoche vi la gala de los Oscar. Y pasé una buena noche con la compañía virtual de la peña, en el msn, el facebook y el blog que iba leyendo. Más calor recibí de ellos que el acaloramiento que me podría haber provocado la ristra de gags que brillaron por su ausencia en la gala.

No he visto It's complicated (en el Pc está de las muchísimas descargadas, osea, interés en verla había) pero cabe suponer que la chispa que surgió del encuentro de Steve Martin y Alec Baldwin les convertía en la caña de Hollywood, lo más ocurrente para presentar una gala, que año tras año adolece de momentos flojos.

Hay una excepción: la frescura, la agilidad (física, mental e incluso vocal) y el brillante y enérgico sentido del espectáculo del maromazo de Hugh Hackman que fue un excelente host la pasada edición. ¿Por qué no repitió como hicieron Ellen Degeneres y Jon Stewart que supieron darle a las ceremonias un toque humorístico de calidad, alejado de las payasadas sin gracia del ochentero Billy Crystal? No hay respuestas. Y me temo que el presupuesto de contratar a los dos carcas (no por la edad sino por los sosos que estuvieron) se llevó todas las partidas destinadas a números musicales y decorado).



Han sido unos Oscar aburridos, deslucidos, totalmente átonos.
Y de principio a fin. Una red carpet donde estaban los mismos y faltaban los mejores. Se recuerda la anécdota de Orson Welles que alegó estar fuera cuando en realidad estaba en su casa viendo la retransmisión de su premio honorífico en compañía etílica de John Huston que supuestamente se lo iba a entregar. Pues eso hacen cada vez más los que pasan de ir. La mayoría se van directamente a las fiestas sin pasar por el Kodak Theatre. La que dicen ser mejor fiesta, la de Elton John, empieza media hora después de la ceremonia.

Y en cuanto a los premios pues cero sorpresas. Pero ni una. Por mucho que algunos medios digan que sí. Se premió el talento no profesional de Mo'nique tan desmesurado como su peculiar físico (bonito detalle de las gardenias en recuerdo a Hattie MacDaniel, no obstante). Se premió la mejor actuación de los 20 nominados, un Christopher Waltz capaz de hacernos reír interpetando a un nazi. Se premió a un actor magnífico, de culto, un fuera serie, Jeff Bridges, que se lleva ahora lo que no le dieron por El gran Lebowitz (y por cuatro más). Se premia a Kathryn Bigelow, una mujer directora. Es la ocasión de saldar una cuenta pendiente y eso a Hollywood le encanta. Para rizar el rizo, es ex del histriónico James Cameron que de rey del mundo se ha quedado en papá pitufo de su planeta inventado. Y se premia a una dinamitera de las taquillas, la otrora parlanchina, dulce y horterilla (eso le resta) Sandra Bullock. Lo predije hace unos días en el blog de Lee. Y por supuesto prefiero que los repartidores sean sorprendentes y no verlos aparecer y cantar el premio (desde papá e hijo Douglas con Chicago, Sofía Loren con Roberto Benigni a este año Pedro Almodóvar con Campanella y Barbra Streissand con Kathryn Bigelow).

Pues lo dicho, 4 favoritos que ya recibieron sus premios en los Sag (Screen Actors Guild) que se afianzan como certera premonición frente al termómetro tradicional que constituían los Globos de Oro. ¡Qué fácil ha sido este año rellenar la quiniela!.



Por cierto, me chirría que se insista en la condición de fémina de la Bigelow. Si es la única directora nominada es que hay tres que lo hagan y a estas alturas, nada (excepto el buen talento que no entiende de género) se lo impide. Oí a Pe decir que quiere dirigir, adelante, aquí tenemos a una buena directora como es Icíar Bollaín. Si no hay más directoras es porque no les gustará o no valdrán. No hay otra cosa, ni hay que destinar más dinero.



Hubo buenos momentos en la gala.
Escasos y no extraordinariamente brillantes pero que aún así nos hicieron pasar un buen rato, que es de lo que se trata: la actuación de Neil Patrick Patrick (¿qué tal si presenta los Oscar the next year?); el homenaje a John Hughes, más que nada por la presencia de los alter egos de nuestra adolescencia cinéfila como Molly Ringwald; la presencia de Tom Ford (voy a ver A single man ¡ya!), el hombre más elegante de la noche; más alegrías para nuestros ojos: ese tandem de Butler & Bradley. Y ese sprint final, vamos-qué nos-vamos de Tom Hanks (¿fallo, desidia? ¿qui lo sá?).

Éstos son los Oscar. Una ceremonia que nos gusta sin gustarnos. Nos gusta verlas y nos gusta ponerla a parir que para eso se lucen.

Oscar 2010: lista completa




MEJOR PELÍCULA: The Hurt Locker

MEJOR DIRECTOR: Kathryn Bigelow

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA: Jeff Bridges

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA: Sandra Bullock

MEJOR GUIÓN ORIGINAL: The Hurt Locker

MEJOR GUIÓN ADAPTADO: Precious

MEJOR ACTOR DE REPARTO: Christopher Waltz

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Mo'nique

MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN: Up

MEJOR PELÍCULA DE HABLA NO INGLESA: El secreto de sus ojos (Argentina)

MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Avatar

MEJOR FOTOGRAFÍA: Avatar

MEJOR MONTAJE: The Hurt Locker

MEJOR VESTUARIO: The young Victoria

MEJOR MAQUILLAJE: Star Trek

MEJOR BANDA SONORA: Up

MEJOR CANCIÓN: A crazy heart

MEJOR SONIDO: The Hurt Locker

MEJOR MONTAJE DE SONIDO: The Hurt Locker

MEJORES EFECTOS ESPECIALES: Avatar

MEJOR DOCUMENTAL: The Cove

MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN: Logorama

MEJOR CORTOMETRAJE DOUMENTAL: Music by prudence

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