Acaba de celebrarse la Pascua (este año la cristiana ha coincidido en unos días con la judía o Pesaj) que culmina con la celebración católica más importante, si bien en nuestras latitudes el sobrecogimiento barroco ante el dolor predomina más que la alegría resucitadora.
Ese mismo alborozo es el que se sentía antaño cuando en días como un domingo o un lunes de Pascua se hacían descubrimientos geográficos como una isla en Oceanía o una península en el continente americano.
El nombre de Florida (o La Florida, como se llamaron en el siglo XVIII las quintas de recreo) que lleva el estado norteamericano, no se debe a la exuberante flora que muestre en sus pantanos de exóticas flores, sino a la fecha del calendario que lleva su avistamiento por Juan Ponce de León. Era un 2 de abril de 1513, pero no un lunes cualquiera, sino el de Pascua que en áquella época se conocía como Pascua florida, por coincidir con el incio de la primavera. Pero tampoco se trataba de un viaje cualquiera sino que se le atribuye ser uno de los primeros europeos en pisar el subcontinente norte americano junto a Giovanni Caboto que flanqueó el lado oriental de ese trozo de tierra del que Alonso Álvarez de Pineda mostró su continentalidad en 1519.
Ese mismo alborozo es el que se sentía antaño cuando en días como un domingo o un lunes de Pascua se hacían descubrimientos geográficos como una isla en Oceanía o una península en el continente americano.
El nombre de Florida (o La Florida, como se llamaron en el siglo XVIII las quintas de recreo) que lleva el estado norteamericano, no se debe a la exuberante flora que muestre en sus pantanos de exóticas flores, sino a la fecha del calendario que lleva su avistamiento por Juan Ponce de León. Era un 2 de abril de 1513, pero no un lunes cualquiera, sino el de Pascua que en áquella época se conocía como Pascua florida, por coincidir con el incio de la primavera. Pero tampoco se trataba de un viaje cualquiera sino que se le atribuye ser uno de los primeros europeos en pisar el subcontinente norte americano junto a Giovanni Caboto que flanqueó el lado oriental de ese trozo de tierra del que Alonso Álvarez de Pineda mostró su continentalidad en 1519.

Y el nombre de Pascua que lleva esa isla de la Polinesia, igualmente se debe a la fecha del calendario que siguió el holandés Jacob Roggeveen. Era el 5 de abril de 1722, domingo y doblemente festivo, por eso la bautizó como Paasers en neerlandés y con el nombre de isla de Pascua, se conoce en todo el mundo. Así mismo, se conoce como Rapa Nui (isla grande), que no es el nombre indígena de la isla, como suele creerse, sino el dado por habitantes tahitianos. En lengua rapanui, recibe dos denominaciones indistintas: Te Pito ("El ombligo del mundo") y Mata Ki Te Rangi ("Ojos que miran al cielo"). El montañés Felipe G. Ahedo, fue el segundo europeo en pisar la isla que rebautizó con el desasusado San Carlos. Tras un controvertido proceso de compras de tierras por parte de Chile, actualmente la isla se halla en proceso de adquirir una mayor autonomía. Una isla misteriosa no sólo por su exótica ubicación, con un ecosistema muy genuino (tristemente devastado), sino por las archifamosas estaturas monolíticas de rostros mitológicos o moáis.

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