Qué ironía que ayer 14 de febrero saltara la noticia. No lo veo como mera casualidad sino como un punto de partida para reflexionar con nuestros jóvenes sobre lo que es el amor. Si hay Amor sobra la posesión y los celos y toda clase de violencia.
"Quiéreme, no puedo vivir sin ti; nadie te querrá como te quiero yo; eres mi vida, eres mi cruz; solo vivo para ti; si no eres mía no eres de nadie". Frases machaconas que una y otra vez se cuelan por el mp3 permanentemente conectado en los adolescentes. La discusión resuelta con la violencia como en un videojuego. Cuando termina la partida la vida sigue pero en esta realidad no basta con apagar la máquina, hay que eliminar el cuerpo, olvidar y volver a la normalidad.
No podemos volver a la normalidad ni podemos olvidar. No nos quedamos en el cuerpo que espera en el río. "Nuestra vida son los ríos. Que van a dar a la mar. Que es el morir"
El dolor no es infinito porque se acabe sino porque lo cura la esperanza. Nos aferramos al tiempo que es eficaz en curar las heridas. Pero no hay muertes vanas porque no hay vidas huecas. Ya no hay dolor para Marta sino la luz de Señor que la acoge en el cielo. Y no pierdo la esperanza de que nuestra sociedad se vuelva menos violenta y más humana.