
Van Johnson no es muy conocido hoy pero en los años 40, librado de ir a la guerra, fue clave de taquillazos de la Metro, aquella que contrataba estrellas a porrillo (su eslogan era más refinado "más estrellas que en el firmamento").
He visto pocas pelis suyas, pero las más conocidas y por las que es recordado: el Motín del Caine con Humphrey Bogart, Brigadoon y La última vez que vi París, con Elizabeth Taylor, quizás la que más se asocia con él.
En cambio cuento con frecuencia una anécdota de él y referente a Montgomery Clift. En 1937 Monty, que tenía 17 años, pasó el verano en Newport. Allí, un muchacho desgarbado y pecoso hijo del fontanero que le llevaba cuantro años insistió en conocerlo y que le hablara de Broadway donde Monty ya actuaba. Monty se mostró afectado y pedante como era habitual en él entonces. El muchacho no cejó en su empeño y triunfaría.
Volviendo al actor, también pasó por Broadway apareciendo en comedias

En los años 60 participó en celebradas series de televisión como El Virginiano y su última aparición en el cine fue en la nostálgica La Rosa púrpura del Cairo, de Woody Allen, uno de los más logrados homenajes al cine.
Con una vida tranquila aunque siempre presente en el mundillo de Hollywood debió ser una persona afable. Recuerdo lo que contó hace tiempo un periodista del Fotogramas acerca de su encuentro fortuito cuando fue homenajeado en San Sebastián y le trató con suma sencillez.
* los otros fallecidos este mes son el director Robert Mulligan y la pin up Bettie Page
Escrito originariamente el 26 de diciembre.