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jueves, 17 de junio de 2010

El gabinete de Rebeca

Mujer leyendo (Carl Larsson, 1895)

... La señora de Winter solía usar el gabinete por la mañana (...). Éste era un cuarto de mujer, gracioso, delicado, el cuarto de alguien que hubiera escogido con gran cuidado cada uno de los muebles, para que cada silla, cada florero, cada detalle estuviera en armonía con el todo y con la personalidad de su dueña. Parecía como si hubiera puesto el cuarto diciendo: "Esto, para mí; y esto, para mí. Y esto, y esto también". Eligiendo entre los tesoros de Manderley todo lo que le había agradado, rechazando lo corriente y lo mediocre, eligiendo con seguro instinto únicamente lo mejor de lo mejor. No había allí mezclas de estilo ni confusiones de época y el resultado era de una perfección sorprendente y aun asombrosa, no fríamente severa como la del salón que se enseñaba a los turistas, sino lleno de vida, compartiendo algo del resplandor y la exuberancia de los rododendros que se estrechaban bajo la ventana (...).

Me senté al escritorio y me extrañó que aquel cuarto tan encantador y perfecto de colorido, fuese al mismo tiempo tan práctico, tan marcadamente eficiente. No sé, pero hubiera yo supuesto que una habitación como aquella, amueblada con gusto tan exquisito no obstante la exagerada profusión de flores, tenía que ser un lugar de belleza pura, íntimo y bueno para el descanso.

Dama en el escritorio (Casimiro Sainz y Saiz, 1875)

... Pero aquel escritorio, aunque bellísimo, no era un lindo juguete donde una mujer se sentara a escribir cartitas, mordiendo la pluma y abandonándolo luego durante varias semanas, con la carpeta algo torcida. Las casillas interiores estaban marcadas: "Cartas pendientes", "Cartas para archivar", "Casa", "Finca", "Menú", "Varios", "Direcciones". Las etiquetas estaban todas escritas con aquella letra muy sesgada y picuda que yo ya conocía, y me sorprendió, casi me sobrecogió, al reconocerla, pues no la había vuelto a ver desde que quemé la página del libro de versos, y creí que nunca más la volvería a encontrar.



Set del rodaje de Rebeca (1940, Alfred Hitchcock). Casa del embarcadero.





En estos días de estremecedora efeméride, me acuerdo de que hace 70 años del estreno de Rebecca. No hacen falta recordatorios ni fechas, siempre hay un motivo -y un momento- para revisionar y disfrutar de la obra hitchcockiana.

La protagonista sin nombre, la casa solariega de ensoñación, el amor sin comunicarse. Las malas que son tontas y las buenas que son listas. La novela es un folletín perversamente delicioso. Fue mi descubrimiento de un verano tras encandilarme una vez más con la película más british de su autor.

Hitchcock, Joan Fontaine y Laurence Olivier en el set de Rebecca.

7 Comments:

Sabor Añejo said...

Me ha encantado esta entrada y poder recordar la película. Cuando la vi en un ciclo de cine dedicado a tan maravilloso director me fascinó.
Me gustaría volver a verla.

Un abrazo

Zinquirilla said...

SABOR AÑEJO, merece la pena volver a verla, en mi caso es una de las de Hitchcock que más veces he vuelto a ver.

Te dejo un enlace de descarga directa, es muy sencillo, no sé si conoces el Megaupload. De todas maneras hay una colección de clásicos que traen unos libritos sobre cada película por unos 12 euros.

Un abrazo.

Magamerlin said...

No la he visto, pero veo que es un clásico y merece la pena verla.
La buscare y la veré.
Besos, hasta pronto.

Explorador said...

No he leído la novela, pero la película me encanta, tiene un toque opresivo y no muy identificable que me encanta. Y esa ama de llaves, uf, que miedo. Hace no mucho me dijeron que el nombre de la prenda de vestir venía de la peli. Que bueno.

Un saludo :)

Zinquirilla said...

MAGAMERLÍN, no hace falta que la busques, pincha en el enlace que he dejado y en 45 segundos se descarga ;-)

EXPLORADOS, la novela es de Daphne du Maurier quien también escribió Posada en Jamaica (novela en la que se basa la última película británica de Hitchcock, mientras que Rebeca es la primera norteamericana).

La película es bastante fiel a la novela aunque introduce más elementos de suspense (por ejemplo, en la escena final del incendio ella no está en la casa) e incide más en ese personaje inolvidable que es la ama de llaves. Para dar miedo como dices, aunque en mi post he querido centrarme en las señoras De Winter.

Y sí, en España las rebequitas son esos suéteres de punto con botones, yo los uso bastante :)

¡Un saludo a los dos!

chema said...

me encantan todas las películas de hitchcock. 'rebeca' la tengo en dvd y la vi hace un tiempo. recuerdo al ama de llaves, que ha pasado a la cultura popular como ejemplo de persona fría que sin levantar la voz y sin decir ningún exabrupto, es capaz de provocar en quien tiene en frente una gran inquietud y violencia interna.

Zinquirilla said...

CHEMA, a mí me gustan más que otras, aunque con los años aprecio cada vez más detalles, me pasó hace poco con Encadenados. La señora Danvers es un personaje mítico del Cine.

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