No tengo una sobrecarga de trabajo aunque la semana que viene es la selectividad de mis alumnos, ni me he encontrado desganaílla para postear, al contrario, las ideas sobre el verano (2ª temporada de
Sugerencias de verano) se acumulan en mi cabeza.
No acertaría a explicaros por qué he dejado de escribir en mi preciado blog durante.....¡16 días!
José Manuel lo atribuyó al segundazo, pero me lo he tomado con tranquilidad (ni mi padre ni yo iremos a la manifa del 15),
Ana me dio un tirón de orejas por mi desidia y
Lee me hace una suave regañina. ¡Gracias a los tres que sois la mar de majos!
Como dice el título del post tengo novedades pero ningún frente que lidiar. Tenía pendiente postear un regalo-meme que me envió Shikilla y que preciamente lleva el título de rarezas. Iba a ser mi post
mi día a día número 100 pero será este, con mis excentridades, el que lo reemplace. Acostumbrada como soy a fastidiar fiestas ajenas, qué menos que desbaratar la mía.
Quizás el motivo de que no haya posteado, sobre todo, la semana pasada, era mi imposibilidad de "sentarme". Literalmente. No, no me ha salido un grano en el culo, sino que el sábado me entró un ataque de ciática. Más moderado que el primigenio del 5 de enero de 2007 pero lo suficientemente molesto como para dejarme
pof. Decido no ir al médico hasta julio y hacerme la valiente sin tomar ninguna pasti. No quería seguir en eso el camino de MC que, hasta maricón era para las enfermedades (sufrió de ciática y fue operado de varices; ambas dolencias las sufro yo también, eso es afinidad de fan xD)
En realidad, he estado alejada de la blogosfera. No sólo he dejado que el mío cogiera polvo en la misma sino que apenas leí cosas del Betis y de las elecciones nada de nada. No he entrado en los blogs que sigo o leo excepto en ¿Qué película es?. Hubo dos días seguidos con pelis que no había visto pero
Seppuku puso unas pistas tan jodidamente buenas que las acerté. Y me he quedado sin tele, la pobre murió y también hemos postergado su compra para julio. Puede decirse que he estado bastante desconectada. He salido poco,. Ni tan siquiera cuenta que quedara un viernes con el pasado que volvía. Sigue tan críptico como nunca.
El pasado miércoles me entró un ataque de ansiedad. Me enteré de una mala noticia (no es que no quiera contarla por aquí, a estas alturas se sabe toda mi vida, sino que es largo de explicar y tampoco tendría mucho sentido para ustedes). Empecé a gritar de forma desabrida pero como no quería enfadarme con mi padre (totalmente ajeno a la causa y aún así me sulfuré con él gritándole) me encerré en el baño donde me puse a golpear las paredes. Pero muy artísticamente, no a lo Rocky sino con los dos puños a la vez lanzando los simétricos brazos ahcia la pared de azulejos. Debió quedarme muy coreográfico. Pero yo estaba furiosa, seguía golpeando la pared asustando a mi padre que se había quedado detrás de la puerta cerrada y me desgañitaba llorando. A esto que una sensación cálida y viscosa, muy familiar, se asomó por la nariz. Empecé a sangrar porque soy muy propensa a las hemorragias nasales, por la calor, un leve golpe o incluso un tremendo sofoco que me lleve como aquél. Pero estaba tan nerviosa que no eché la cabeza atrás sino que no tuve mejor ocurrencia que desplomarme sobre el lavabo. ¡Qué escandalosa es la sangre! A cada hipido mío más sangre se desparramaba por el lavabo, el espejo y los azulejos. Ni
Anton Chigurh hubiera dejado mejor escena. Los nervios fueron apaciguándose y un leve indicio de lucidez se abrió paso en mi atribulada cabeza. Escucho a mi padre pedir que me tranquilice y decido ser la hija obediente que no soy. Me voy calmando, echo la cabeza para atrás y le pido que me empape un clínex con limón (es un remedio infalible y más en mi caso que soy de coagulación lenta) y lo limpio todo.
Mi padre se fue al rato y yo no tuve otro arranque de cólera. Me quedé sentada en el sillón durante unos minutos hasta que me dispuse a cenar. Me sentía mejor pero no porque me hubiera calmado. Analizando la situación consideraba que estaba madurando: esta vez cuando grité que me daba algo tuve la precaució de no vociferarlo desde el balcón de par en par. Hace dos años, mis vecinos que no llevaban ni un mes en la casa, no apreciaron el toque castizo (o el mensaje en clave turístico) de mi "
me voy a tirar por la Giralda", así que he borrado esa frase suicida de mi repertorio de exacerbaciones.
Luego, los días han ido pasando con la indolencia típica del mes de junio, con la somnolencia de quien se amodorra contemplando el ajetreo de unas abejas en torno a su panal. El mundo gira como dice la cahdfjñkoas.........
¡ay!
Me he vuelto a caer de la silla. La silla que uso en mi cuarto para el ordenata. Es una vieja silla que trajo mi padre de un amigo (
no el de los libros) a la que se le han caído sucesivamente cuatro tornillos. Y por mucho que los enrosco se vuelven a caer. Así que el asiento de felpa roja es ahora una especie de bandeja de quitaypón. Cada dos por tres me doy un Virginiazo. A ver si, sí, para julio, me compro una sill nueva. En realidad no dejo de verle gracia.
Creo que mi mente intuye que se acercan mis vacaciones. Breves pero intensas, esperadísimas. De hecho pensaba poner un cartelito y es lo que haré, avisando
ofcors, de mi asueto a partir del día 15. Antes no sé si postearé, pero prometo pasarme por vuestros blogs.