Ayer tarde me dirigía a casa desde la calle Sor Ángela de la Cruz (como muchos sevillanos la sigo llamando así, pero bien rotulada que está como santa). Iba distraída mirado las obras de una casa (de unas antiguas conocidas, están levantando un tercer piso pero el resto tiene pinta de abandonado y me preguntaba si aún viven alli) cuando reparé en el convento que estaba abierto.
No me detuve sino que pasé escudriñando el interior y mi mirada en diagonal pasó a las manos de un hombre de poco más de mi edad que estaba apoyado en la pared con los dedos recogidos en torno a lo que supuse una papelina. Con naturalidad desvié la mirada pero un coche me obligó a subirme a la acera. Entonces le vi la cara, ennegrecida no sólo por la más que incipiente barba, pero no desagradaba.
- ¿Me da usted algo?
Me llevé la mano al bolsillo del chubasquero pero no estaban las monedas de la mañana.
- No llevo suelto, lo siento -musité.
- No importa, -aquí vino la sorprendente declaración- tengo cambio de 10 euros.
- Pues sí tiene 10 euros ya tiene más que yo -le dije con boca burlona y ojos amables.
Y al doblar la esquina de mi calle me encontré otra vez con aquel cartel que me recordaba los Wanted del oeste:
- ¿Me da usted algo?
Me llevé la mano al bolsillo del chubasquero pero no estaban las monedas de la mañana.
- No llevo suelto, lo siento -musité.
- No importa, -aquí vino la sorprendente declaración- tengo cambio de 10 euros.
- Pues sí tiene 10 euros ya tiene más que yo -le dije con boca burlona y ojos amables.
Y al doblar la esquina de mi calle me encontré otra vez con aquel cartel que me recordaba los Wanted del oeste:
Por esa cantidad yo misma cogía a una perrilla indefensa que haya sido abandonada, le pintaba el hocico y los cuartos como haría Harpo Marx y dispuesta a darle un hogar hacía el cambio.
9 Comments:
Jo, Zinquirilla, no me entero de ná. Oye, no será ese pobre el mismo que el mío, solo que algo envejecido, y ya con algunos ahorrillos? Le podías haber preguntao.
Joder, es que hay gente "pá tó", como decimos por aquí.
¡¡¡Pero no expliques los chistes, que queda fatal!!!
Rampy ya ves, si le llego a dar un euro capaz de devolverme nueve.
¡Ese! no lo he explicado!!, si no es un chiste, es eso un juego de palabras. Bueno pondré la aclaración aquí.
Os comento que el cartel es real y que el dueño debe estar bastante afligido porque cuenta que la desataron de una farola.
(*) con el título he querido hacerun juego de palabras.
Era un pobre pero sofisticado. Me da más pena lo de la perra.
Saludos.
Jajajajjaja, Zinqui, que razón tienes!
Es que da mucha angustia perder un perro, no sabes para que lo quieren, y a los perros se les coge mucho cariño
Antonio, no vas mal encaminado, aquel hombre no tenía apariencia de pobre no sólo porque no fuera mal vestido.
Pero sí, como también dice María Jesús, es una pena qe se pierda un perro, sufre el animal y los dueños.
Un saludo a los dos!
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