Hoy es el 40ª aniversario de la boda de mis padres. Yo siempre me he metido con ellos por haberse casado en enero, un jueves para más señas, que mi abuelo Diego aún trabajaba y pidió día libre. Pero el piso no se lo dieron en verano y les gustó la idea de estrenar el año recién casados.
Mi padre es natural de Sevilla pero pasó toda su infancia en un internado en la sierra de Córdoba. El duro régimen de vida y el desarraigo con su familia (sólo pasó un año con ellos porque se rompió una pierna jugando al fútbol) marcaron su carácter. Decidió ser cura y empezó la carrera de Filosofía y Letras. Un verano lo mandaron al seminario de Jerez. Allí visitó a su tío Diego a quien apenas había visto al igual que su única hija, de quien se enamoró. En la familia el sorpresivo enamoramiento no gustó mucho sobre todo a la rama paterna. Me paro en este punto de la historia familiar porque la postearé más adelante.
Por segunda vez, el destino podía haber cambiado sus vidas pues mi madre tuvo un pretendiente nortemericano de la base de Rota. De hecho su mejor amiga sí se casó con un oficial. Y nuevamente soy yo la que chafa el asunto diciendo que podía haber salido yankee del todo. Bueno yo no, que soy gen de mis padres, mi otro "yo" que habría salido de mi madre y el americano. Ustedes me entienden, ¿no?
Volviendo a mis padres, que tenían 19 y 23 años, continuaron su noviazgo de cuatro años. Se casaron en la iglesia del Carmen de Jerez y como era la hija de Dieguinchi, el Diario de Jerez publicó un reportaje del evento. Está pegado en el album de fotos como el resto de instantáneas así que no puedo poner ninguna. Mi madre es una belleza, morena, de boca pequeña y pómulos levantados (con un cutis que le ha dejado una piel finísima sin apenas arrugas), de rasgos raciales sin llegar a agitanados, pues su madre se parecía a la morena piconera de Romero de Torres y mi padre es lo que se dice un buen mozo, con unos ojos castaños muy expresivos, la frente despejada y el pelo abundante, con planta de galán de cine, eso sí nunca fue muy alto. Os recuerdo, que en alguna ocasión yo he dicho que salgo a mi abuelo, que a su vez se daba un aire a Fred Astaire.
El viaje de novios fue a Madrid, pero empezó con un buen incidente que les hizo pasar la noche de bodas nada menos que en el hotel Alfonso XIII. Estando en el aeropuerto el vuelo se retrasaba y si se hacía de noche la compañía les alojaba allí. Mi madre nos cuenta divertida que cruzó los dedos para que así fuera. No sé si es escabroso hablar de tal intimidad de progenitores pero se me viene a la cabeza que la canción preferida de mi padre, de todos los tiempos, la que sigue escuchando una y otra vez en voz de Gloria Lasso es Luna de miel (también le gusta en la versión de Paloma San Basilio, de cuyo padre fue muy amigo por cierto, ¿hubiera habido otro capricho del destino y yo salgo hija de artista?).
Mi hermana nació al año y medio, luego hubiera habido un niño y finalmente, cuando no me esperaban, aunque lo veo pelín exagerado (hay casos más sorprendentes de retrasos en las cigüeñas), nací yo. Y ahí acabó la cosa. Siempre digo que me hubiera gustado tener ese hermano y más gente aún, tener una sóla hermana es un rollo.
Mis padres se separaron hace casi 11 años pero no fue una sorpresa ni algo traumático ni nada por el estilo. Se hubieran separado a los 4 ó 5 años. Lo cuál si hubiera sido todo un dramón porque ésta que suscribe ya ni en el limbo hubiera estado, qué rollo, ¿no?. En realidad, no están ni separados legalmente, sino de convivencia. No ya porque los dos tengan la misma convicción religiosa sino porque no lo veían necesario. Comprendo que desde fuera y en la actualidad no se entienda algo así, pero mis padres no han tenido litigios económicos en la separación y aún se quieren como para considerarse marido y mujer. Lo suyo fue como el cuento del lobo. De hecho hubo una separación anterior. Yo tenía 7 años pero la recuerdo perfectamente, mejor que mi hermana, la recuerdo tan bien que le llegué a decir a mi madre que mi padre no debería haber vuelto. Lo que vivimos ahora es lo que yo descubrí entonces: la absoluta incompatibilidad de caracteres. A quienes les he hablado de ello, les digo que no sirven para la convivencia de lo opuesto que son. Les pondré un ejemplo práctico: mi madre es como una bufanda, muy útil, siempre predispuesta y da calor, es como la casa; mi padre es como un bañador, no es ropa sino prenda que se usa para estar de recreo, es como la calle. Mi hermana, que es la fan número uno de mi madre, le da la siempre razon a ella; yo procuro ser ecuánime y darle la razón a quien creo que la tiene según qué circunstancia o hecho. Claro que conozco a mis padres como si los hubiera parido, a cada uno. El por qué tiene que ver en que, a diferencia de mi hermana que tiene el carácter de mi madre, yo tengo aspectos de los dos y de mis abuelos, además de ser observadora y muy intuitiva. Estará mal que lo diga pero es un hecho. Les pondré un ejemplo: de chica yo sabía que mis padres habían discutido, si la corbata que viera a mi padre no pegaba con el traje que llevara; y en la actualidad le muestro de forma sutil (o lo intento, la diplomática es mi hermana) si la camisa es adecuada o no por ejemplo si va a ver a mi madre. Y eso en cuanto a ropa, que es algo supuestamente trivial, es divertido aventurar la reacción que va a tener alguno de los dos, cuando se lo adelanto a mi hermana. Acierto de pleno.
Ambos llevan su alianza, conversan muy a menudo y decisiones importantes de la familia la toman de común acuerdo. Mi padre se ha quedado en el hospital en alguna estancia de mi madre. Hace poco bromeamos mi hermana y yo con mi madre acerca de un médico que le trata que tiene la consulta y la casa en la calle San Vicente , emparejándola porque no tiene mala pinta el hombre y se acaba de quedar viudo y sin hijos. Yo bromeé diciendo que nos buscara un buen padrastro pero mi madre como si no captara la broma o estuviera ensimismada respondió muy vehementemente que ella no podría estar con otra persona que no fuera nuestro padre. Nuevamente desde fuera puede parecer que es una pena que ahora se lleven bien, pero la clave es que no conviven y lo que sí es una dicha es que se sigan queriendo.
Mis padres tienen esa disparidad de caracteres pero en lo demas congenian bastante bien. Recibieron una educación parecida aunque tuvieron una infancia muy distinta pero tienen los mismos gustos y puntos de vista de la vida o de nuestra educación. Mi familia siempre ha sido muy nuclear. Hemos sido siempre los 4 y luego los 5 con mi abuelo Diego. En ese sentido hemos sido una familia, no metódicos, pero sí con unas características propias, algo que lo hay en todas pero nosotros siempre hemos convivido con una especie de lenguaje propio que nos identificara. Además de ser una familia de clase media con costumbres que ahora se adoptan de ropa, alimentación, sitios de salir, parte de ese código es el humor que mis padres siempre han desplegado. Cada uno tiene sus amistades pero en la casa hemos sido los cuatro: los que hemos ido a veranear, a almorzar, a salir en general. Cuando yo era adolescente me desazonaban los mismos planes. Comer siempre en El caballo Rojo cuando íbamos a Córdoba o en Romerijo o casa Flores del Puerto. Todan mis vacaciones de entonces transcurrieron en lo que yo bauticé "el triángulo de las vides": el Puerto, Rota y Sanlúcar. Jerez aparte, ofcors. A mi hermana no le importaba, al contrario, pero yo lampaba por hacer "otra cosa". Esa cuestión ha marcado sin duda mi carácter y mi estilo de vida en la actualidad. Por otra parte, cada uno ha tenido su propio rol: mi madre es la inteligente, la hacendosa y la guapa, mi padre el trabajador, el gracioso y el sociable, mi hermana la obediente, la guapa y la pija. Y yo, pues, la empollona, la mimada y la rebelde (¡vaya mezcla!).
Mi madre por ser más abierta y por influencia de mi hermana y mía, es la que más ha evolucionado con nuestros tiempos. Mi padre, con sus bromas, creo que está anclado no ya en la dictadura de Franco sino antes. Ambos dejaron de votar desde el 86 y de ir al cine desde Volver a empezar. Aunque son de misa semanal nunca han participado en grupos ni nada por el estilo y siempre han dado muestra hacia nosotras de su honradez y preocupación por los demás. Los dos han contribuido a la casa y a nuestro cuidado. Mi padre nos ha bañado, ha cocinado y mi madre era la que nos reñía y estaba pendiente de los colegios. Mis pades siempre han antepuesto el amor a sus hijas a todas sus acciones por lo que contábamos con los dos aunque ellos tuvieran problemas. Nunca ha habido una discusión ni unas descalifcaciones delante nuestra. Eso sí, andan atribulados los dos porque no van a tener nietos pero como yo le digo a mi madre, tus hijas serán solteronas pero no putonas y asiente conmigo. Como también digo, no me han dado una educación feminista porque en mi casa no habido nunca una nota machista y nos han inculcado el valor de la dignidad.
Cada vez que nos vemos, sobre todo en el acostumbrado almuerzo dominguero, seguimos siendo esos cuatro que hablamos de todo, que disfrutamos conversando de política, de cine y libros, de nuestros trabajos o anécodtas, que no podemos jugar al parchís porque tenemos mal perder.
Papá y mamá, muchas felicidades, gracias de mi hermana y mía por ser los padres cariñosos, entregados, cultos, honrados y tan divertidos que sois. Nos vemos todos mañana para celebrar el aniversario en Jerez.
Mi padre es natural de Sevilla pero pasó toda su infancia en un internado en la sierra de Córdoba. El duro régimen de vida y el desarraigo con su familia (sólo pasó un año con ellos porque se rompió una pierna jugando al fútbol) marcaron su carácter. Decidió ser cura y empezó la carrera de Filosofía y Letras. Un verano lo mandaron al seminario de Jerez. Allí visitó a su tío Diego a quien apenas había visto al igual que su única hija, de quien se enamoró. En la familia el sorpresivo enamoramiento no gustó mucho sobre todo a la rama paterna. Me paro en este punto de la historia familiar porque la postearé más adelante.
Por segunda vez, el destino podía haber cambiado sus vidas pues mi madre tuvo un pretendiente nortemericano de la base de Rota. De hecho su mejor amiga sí se casó con un oficial. Y nuevamente soy yo la que chafa el asunto diciendo que podía haber salido yankee del todo. Bueno yo no, que soy gen de mis padres, mi otro "yo" que habría salido de mi madre y el americano. Ustedes me entienden, ¿no?
Volviendo a mis padres, que tenían 19 y 23 años, continuaron su noviazgo de cuatro años. Se casaron en la iglesia del Carmen de Jerez y como era la hija de Dieguinchi, el Diario de Jerez publicó un reportaje del evento. Está pegado en el album de fotos como el resto de instantáneas así que no puedo poner ninguna. Mi madre es una belleza, morena, de boca pequeña y pómulos levantados (con un cutis que le ha dejado una piel finísima sin apenas arrugas), de rasgos raciales sin llegar a agitanados, pues su madre se parecía a la morena piconera de Romero de Torres y mi padre es lo que se dice un buen mozo, con unos ojos castaños muy expresivos, la frente despejada y el pelo abundante, con planta de galán de cine, eso sí nunca fue muy alto. Os recuerdo, que en alguna ocasión yo he dicho que salgo a mi abuelo, que a su vez se daba un aire a Fred Astaire.
El viaje de novios fue a Madrid, pero empezó con un buen incidente que les hizo pasar la noche de bodas nada menos que en el hotel Alfonso XIII. Estando en el aeropuerto el vuelo se retrasaba y si se hacía de noche la compañía les alojaba allí. Mi madre nos cuenta divertida que cruzó los dedos para que así fuera. No sé si es escabroso hablar de tal intimidad de progenitores pero se me viene a la cabeza que la canción preferida de mi padre, de todos los tiempos, la que sigue escuchando una y otra vez en voz de Gloria Lasso es Luna de miel (también le gusta en la versión de Paloma San Basilio, de cuyo padre fue muy amigo por cierto, ¿hubiera habido otro capricho del destino y yo salgo hija de artista?).
Mi hermana nació al año y medio, luego hubiera habido un niño y finalmente, cuando no me esperaban, aunque lo veo pelín exagerado (hay casos más sorprendentes de retrasos en las cigüeñas), nací yo. Y ahí acabó la cosa. Siempre digo que me hubiera gustado tener ese hermano y más gente aún, tener una sóla hermana es un rollo.
Mis padres se separaron hace casi 11 años pero no fue una sorpresa ni algo traumático ni nada por el estilo. Se hubieran separado a los 4 ó 5 años. Lo cuál si hubiera sido todo un dramón porque ésta que suscribe ya ni en el limbo hubiera estado, qué rollo, ¿no?. En realidad, no están ni separados legalmente, sino de convivencia. No ya porque los dos tengan la misma convicción religiosa sino porque no lo veían necesario. Comprendo que desde fuera y en la actualidad no se entienda algo así, pero mis padres no han tenido litigios económicos en la separación y aún se quieren como para considerarse marido y mujer. Lo suyo fue como el cuento del lobo. De hecho hubo una separación anterior. Yo tenía 7 años pero la recuerdo perfectamente, mejor que mi hermana, la recuerdo tan bien que le llegué a decir a mi madre que mi padre no debería haber vuelto. Lo que vivimos ahora es lo que yo descubrí entonces: la absoluta incompatibilidad de caracteres. A quienes les he hablado de ello, les digo que no sirven para la convivencia de lo opuesto que son. Les pondré un ejemplo práctico: mi madre es como una bufanda, muy útil, siempre predispuesta y da calor, es como la casa; mi padre es como un bañador, no es ropa sino prenda que se usa para estar de recreo, es como la calle. Mi hermana, que es la fan número uno de mi madre, le da la siempre razon a ella; yo procuro ser ecuánime y darle la razón a quien creo que la tiene según qué circunstancia o hecho. Claro que conozco a mis padres como si los hubiera parido, a cada uno. El por qué tiene que ver en que, a diferencia de mi hermana que tiene el carácter de mi madre, yo tengo aspectos de los dos y de mis abuelos, además de ser observadora y muy intuitiva. Estará mal que lo diga pero es un hecho. Les pondré un ejemplo: de chica yo sabía que mis padres habían discutido, si la corbata que viera a mi padre no pegaba con el traje que llevara; y en la actualidad le muestro de forma sutil (o lo intento, la diplomática es mi hermana) si la camisa es adecuada o no por ejemplo si va a ver a mi madre. Y eso en cuanto a ropa, que es algo supuestamente trivial, es divertido aventurar la reacción que va a tener alguno de los dos, cuando se lo adelanto a mi hermana. Acierto de pleno.
Ambos llevan su alianza, conversan muy a menudo y decisiones importantes de la familia la toman de común acuerdo. Mi padre se ha quedado en el hospital en alguna estancia de mi madre. Hace poco bromeamos mi hermana y yo con mi madre acerca de un médico que le trata que tiene la consulta y la casa en la calle San Vicente , emparejándola porque no tiene mala pinta el hombre y se acaba de quedar viudo y sin hijos. Yo bromeé diciendo que nos buscara un buen padrastro pero mi madre como si no captara la broma o estuviera ensimismada respondió muy vehementemente que ella no podría estar con otra persona que no fuera nuestro padre. Nuevamente desde fuera puede parecer que es una pena que ahora se lleven bien, pero la clave es que no conviven y lo que sí es una dicha es que se sigan queriendo.
Mis padres tienen esa disparidad de caracteres pero en lo demas congenian bastante bien. Recibieron una educación parecida aunque tuvieron una infancia muy distinta pero tienen los mismos gustos y puntos de vista de la vida o de nuestra educación. Mi familia siempre ha sido muy nuclear. Hemos sido siempre los 4 y luego los 5 con mi abuelo Diego. En ese sentido hemos sido una familia, no metódicos, pero sí con unas características propias, algo que lo hay en todas pero nosotros siempre hemos convivido con una especie de lenguaje propio que nos identificara. Además de ser una familia de clase media con costumbres que ahora se adoptan de ropa, alimentación, sitios de salir, parte de ese código es el humor que mis padres siempre han desplegado. Cada uno tiene sus amistades pero en la casa hemos sido los cuatro: los que hemos ido a veranear, a almorzar, a salir en general. Cuando yo era adolescente me desazonaban los mismos planes. Comer siempre en El caballo Rojo cuando íbamos a Córdoba o en Romerijo o casa Flores del Puerto. Todan mis vacaciones de entonces transcurrieron en lo que yo bauticé "el triángulo de las vides": el Puerto, Rota y Sanlúcar. Jerez aparte, ofcors. A mi hermana no le importaba, al contrario, pero yo lampaba por hacer "otra cosa". Esa cuestión ha marcado sin duda mi carácter y mi estilo de vida en la actualidad. Por otra parte, cada uno ha tenido su propio rol: mi madre es la inteligente, la hacendosa y la guapa, mi padre el trabajador, el gracioso y el sociable, mi hermana la obediente, la guapa y la pija. Y yo, pues, la empollona, la mimada y la rebelde (¡vaya mezcla!).
Mi madre por ser más abierta y por influencia de mi hermana y mía, es la que más ha evolucionado con nuestros tiempos. Mi padre, con sus bromas, creo que está anclado no ya en la dictadura de Franco sino antes. Ambos dejaron de votar desde el 86 y de ir al cine desde Volver a empezar. Aunque son de misa semanal nunca han participado en grupos ni nada por el estilo y siempre han dado muestra hacia nosotras de su honradez y preocupación por los demás. Los dos han contribuido a la casa y a nuestro cuidado. Mi padre nos ha bañado, ha cocinado y mi madre era la que nos reñía y estaba pendiente de los colegios. Mis pades siempre han antepuesto el amor a sus hijas a todas sus acciones por lo que contábamos con los dos aunque ellos tuvieran problemas. Nunca ha habido una discusión ni unas descalifcaciones delante nuestra. Eso sí, andan atribulados los dos porque no van a tener nietos pero como yo le digo a mi madre, tus hijas serán solteronas pero no putonas y asiente conmigo. Como también digo, no me han dado una educación feminista porque en mi casa no habido nunca una nota machista y nos han inculcado el valor de la dignidad.
Cada vez que nos vemos, sobre todo en el acostumbrado almuerzo dominguero, seguimos siendo esos cuatro que hablamos de todo, que disfrutamos conversando de política, de cine y libros, de nuestros trabajos o anécodtas, que no podemos jugar al parchís porque tenemos mal perder.
Papá y mamá, muchas felicidades, gracias de mi hermana y mía por ser los padres cariñosos, entregados, cultos, honrados y tan divertidos que sois. Nos vemos todos mañana para celebrar el aniversario en Jerez.
4 Comments:
Hola Zinquirilla, soy el primero.
Primero felicitar a tus padres por su 40 aniversario, incluso me atrevería a felicitarlos doblemente porque, a pesar de no seguir conviviendo, por lo menos, siguen siendo amigos.
Y a ti, mandarte un beso enorme y felicitarte por la manera de narrar las cosas.
Lo último que me queda es desearte que pases un buen día.
Rampi
Parece que encajas bien con lo que te cae. O eso o tus padres son muy listos. Felicidades a los dos y a ti.
Qué relato más encantador! Pero porque la situación misma lo es. Pocas veces he visto un ejemplo de convivencia en la separación y anteposición de los hijos como el que relatas aquí. Las separaciones pueden ser muy traumáticas para los hijos, yo conozco alguna, y me alegro de que no haya sido tu caso.
Felicidades por tener esos padres, por seguir reuniéndoos los cuatro, por una madre tan guapa y un padre tan social, por cuarenta años que deberían ser un ejemplo para muchas parejas con caracteres irreconciliables.
Un besazo!
Muchas gracias Rampi, les pasaré la felicitación, aunque no tienen ni idea de este blog, les diré que un amigo al que le he dicho que era su aniversario les felicita.
Antonio soy muy literal y no pillo a qué te refieres.
Mis padres son inteligentes y listos y yo no siempre he encajado en la family, no sé si te referías a eso.
Gracias por la felicitación (aunque no diré que es de otro amigo que me encaloman a un novio :D)
IO muchas gracias a ti por tus palabras. Evidentemene estos 40 años no han sido un camino de rosas pero entonces no hubieran sido reales, por eso los he llamado "únicos".
un abrazo!
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