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Una canción

martes, 4 de noviembre de 2008

Damón y Pitias

Esta historia, transmitida por Cicerón, ocurrió en la Grecia antigua, concretamente en el siglo IV a.C. Sus protagonistas, los jóvenes Damón y Pitias, amigos desde la infancia, estudiaban en la escuela pitagórica. Este último había pronunciado varios discursos en el ágora proclamando que ningún hombre debía ejercer un poder ilimitado sobre otro y que los tiranos eran reyes injustos.

Dionisio el Joven, tirano de Siracusa, al oír aquello mandó llamar a los dos jóvenes, obligando a Pitias a retractarse de sus palabras y prohibiéndole que no volviera a sembrar el descontento entre su pueblo.

El joven no sólo se opuso a ello sino que se atrevió a desafiar la autoridad diciéndole que los reyes habían tomado el poder sin consentimiento del pueblo. Con aquellas palabras el tirano le condenó a muerte. Aunque según la tradición, le concedió una última gracia.

- Déjame ir a casa a despedirme de mi familia.

El tirano bufó ante aquella petición.

- Además de tener la insolancia de llamarme injusto, me crees un estúpido dejándote marchar para que huyas.

Pitias ofreció su palabra de honor pero el tirano se mofó de su juramento.

En aquel momento, Damón, que no había pronunciado palabra, se adelantó ofreciéndose para ocupar el sitio de su amigo mientras este viajaba a su patria.

El tirano accedió a condición de que, si llegaba el día fijado y Pitias no había vuelto a Siracusa incumpliendo su palabra, sería Damón quien moriría ejecutado.

- Él mantendrá su palabra - manifestó Damón y Pitias partió entonces al galope.

Pasaron los días y Damón, encerrado en una asquerosa mazmorra, era objeto de burla por los demas condenados.

- ¡Estúpido!. Te está bien empleado. ¿Acaso crees que tu "buen amigo" va a volver?. ¡Se estará dando la buena vida mientras tu te pudres!.

El día de la sentencia llegó. A primera hora de la mañana, los guardianes ataron a Damón y lo llevaron a presencia del tirano.

- Tu amigo te ha engañado.

- Habrá tenido problemas de navegación. Le habrá Es mi amigo y sigo confiando en él.

El tirano tras bularse de nuevo de él, ordenó que lo ejecutaran. Cuando el verdugo estaba a punto de dejar caer el hacha sobre el cuello del joven, se oyeron unos gritos que, desde a lejanía, le increpaban a que se detuviese. Era Pitias, que, extenuado y sin fuerzas, llegaba casi arrastrándose.

Los dos amigos se abrazaron al reencontrarse. Se le habían presentado multitud de contratiempos en el camino de vuelta y con su retraso temía por la vida de su amigo.

- El caballo corrió hasta reventarlo y terminé el camino corriendo. Estoy aquí dispuesto a recibir mi condena de muerte.

El tirano quedó tan conmovido que los perdonó a ambos y muchos de los presentes manifestaron su envidia por haber hallado cada uno en el otro un tesoro como la amistad.

4 Comments:

Io said...

Qué bella historia!

El valor de decir lo que se piensa, la confianza ciega en un semejante, la dignidad de mantener una palabra, la palabra dada, la solidez pétrea de la palabra dada.

Nuestros niños deberían apagar la playstation de vez en cuando y leer cosas como esta.

Una delicia

Un beso

Zinquirilla said...

Io me alegra qe te guste tanto esta historia, la utilizo con los de 2º de la Eso cuando trabajamos Grecia.

Chao!

maria jesus said...

Preciosa historia. Que verdad es que quien tiene un amigo tiene un tesoro

RAMPY said...

La historia es muy bella, tanto como haberte conocido a ti.
Te mando un besazo enorme.
Saludos
Rampy

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