(Me apropio de la expresión en referencia al personaje de Bridget Jones de mi amiga L. para expresar las torpezas de mi viaje):
1.- Irme de viaje con toda clase de bebidas.
En vez de coger dos aviones, parecía que me iba de exursión al campo. Tuve la feliz (y económica idea) de cargar una mochila con toda clase de comida para el viernes y el sábado y así mataba dos pájaros de un tiro: no aberraba en el comer y no me gastaba mucho dinero en aeropuertos.
Fue pisar el aeropuerto de Jerez y sin ver avisos ni ná acordarme de las normas de seguridad y los botes de 100 ml y bla, bla.
Tuve que dejar mi agua, zumos y batidos. Eso sí como detesto tirar comida se la ofrecí al hombre que estaba en información.
2.- No saber la dirección de mi pensión.
Salir de la pensión y echar a andar por la Parte Antigua de San Sebastián y al doblar la esquina de Fermín Calbetón decirme, pero, ¿¿¿cuál es el número??? y reparar en que todos los portales me parecían iguales. Tuve que ir a la otra pensión de la dueña y preguntarlo. Y anotarlo, claro, aunque fuera en el móvil a modo de sms.
3.- Chorreteando chocolate.
Como me gusta ver las iglesias por dentro (y sigo la costumbre que me enseñó mi madre de pedir tres gracias al entrar en una nueva) no tuve reparos en entrar en la de los Jesuítas con la tarrina de helado que llevaba. Dudé en la entrada porque no me parecía correcto pero me las ingenié para poner encima la guía de viaje y bajar el brazo de disimulis, y también me las ingenié para que se volcara por toda la entrada. No he pasado más vergüenza en mi vida.
4.- En bolas por la pensión
Como si estuviera en mi propia keli, me meto en el baño sin la toalla. ¿¿¿¿Y ahora como diantres salía yo del baño a mi habitación???? Que estaban puerta con puerta pero frente a un pasillo muy largo e iluminado. Salí en bolas sí, encogiéndome como podía, ridículo total.
5.- El día de regreso, llegar al aeropueto creyendo que el vuelo era 2 horas ante de lo previsto.
Pues eso. Me pasé todo el viaje sin saber las horas de los vuelos. Me hacía un lío con las salidas y llegadas de la ida y la vuelta y el tiempo intermedio de espera. Me levanté el domingo creyendo que mi vuelo era a las 14 h así que lo planifiqué todo para coger el bus de las 12. Al llegar veo en el monitor que sale a las 14.45. ¡Joder, pero qué pánfila has sido! Has perdido un tiempo precioso para pasar por los puentes. Con razón no venía ningún forero en el bus.
* La gilipollez del viaje: perder el bolso en el aeropuerto.
Cuando fui a dejar mis cosas en las compuertas del avión reparé enseguida en que no llevaba el bolso. Como una exhalación me dirigí al asiento de mis acompañantes y solté el resto (mochila y bolsa) y sin dejar de decir un "disculpe" me dirigí a la salida del avión y la azafata me dejó salir. Comprendo que ver a una loca correr por el pasillo no es lo mejor para un viajero pero no tenía tiempo que perder.
Llegué casi sin voz y me esforzé por parecer la persona más estúpida del mundo para que me comprendieran. Es que la azafata del mostrador de embarque eran pelín seca y yo simulé (sí, lo reconozco) estar al borde de las lágrimas. En esos momento no pensaba, sólo quería ir al asiento y coger mi bolso. "Sabía" que estaría allí. Pero no estaba. Le pregunté a la señorita que qué hacer (a partir de entonces opté por dejarme aconsejar por la gente, mi confianza en mí msima se había esfumado) y me animaron a que embarcara. Las azafatas del avión sí fueron extremadamente amables y comprensivas. Yo estaba como en una nube y... me puse a leer. En vez de llorar, mesarme los cabellos o no hacer nada, deseaba sumergirme en la lectura o mirar por la ventanilla. Como nos demoramos en la salida, rogué que hicieran pesquisas y yo impulsivamente me puse a rezar. Al tercer Avemaría me dije que era una farisea que llevaba 4 años con los pies sacaos del plato y delegué la súplica en mi Ángel de la Guarda.
De repente el milagro parecía materializarse. Habían encontrado un bolso y lo trajeron ipso facto. Pero no era el mío. Entonces vislumbré por vez primera la posibilidad de decir adiós al bolso. Uno estilo hippy de tela gruesa, de color rojo tirando anaranjado con un bordado. Era regalo de mi madre pero no me gustaba. Principalmente porque ella es de la opinión que todo lo hippilongo ya me hace tilín. Aunque formaba parte de los 30 regalos de mis 30 años y por eso lo usaba. Peor hubiera sido perder mi mochila de Cou que tenía un diseño estilo indio precioso y a la que le tenía más cariño que Pocholo a la suya (por hacer un chiste malo).
Qué contenía el bolso. Veamos:
- El monedero con 40 euros recién sacaos del Kutxa del Aeropueto de Hondarribia para tener para los taxis (aeropuerto - Jerez; Estación autobuses - Sevilla).
- mis 2 tarjetas de crédito. ¿ A quién se le ocurre llevar las 2?
- El móvil, que lo tengo sólo desde agosto
- El paraguas. Lo tengo desde hace 7 años. Antes, todos los inviernos o perdía o se me rompía uno. A éste no le pasó ningún infortunio y ahí sigue.
- La cámara de fotos. Me di cuenta de eso bastante tarde y sentí una punzada de congoja. La cámara, la primera digital que tenía, era de septiembre. Sí, para los que se han incorporado tarde al mundo de zinquirilla, decir que entre julio y septiembre de esl 2007 invertí en tecnología con la misma febrilidad que un broker (otro chiste malo, jeje). Aunque para Londres llevaba mi cámara analógica que me trajeron los reyes en 1º de Bup, para cantabria me animé a tener por fin una de esás que ya tiene todo quisqui.
- Las fotos, en especial la de Mikel. ¿Seguiría siendo la única forera cani sin "fotos con"?.
Cuando aterricé en Jerez (uhmm Jerez de la Frontera, que luego me asombra verlo a secas) venía lo peor. Aunque estuve tan arropada que me sentía abrumada. Fue increíble ver la procupación de mis compañeros de viaje: me llevaron a la estación de autobuses y hasta que no conseguí un billete no me dejaron. ¡GRACIAS!. Yo soy una persona que da pocas muestras físicamente de cariño, pero en esta ocasión, de las pocas de mi vida, salió de mi espontáneamente el dar un abrazo, con que el quise trasnmitir todo mi cariño y agradecimiento. Al final, cogí un tren porque en el monedero iba el billete de bus que tenía y porque seguí los consejos de irme así, Fue un acierto, pues pillé un tren en cinco minutos y llegué a casa antes de lo esperado.
Llovía pero al menos mi padre estaba en casa. Esta mañana empezó el papeleo de llamadas y anulaciones. Cuando en objetos perdidos me dijeron que no estaba es cuando he empezado a reaccionar. Es que esta vez me he preocupado más en hacerme reproches (de despistada, atolondramiento, inseguridad, nulidad para viajar sola, irresponsabilidad, cosas que no deberían pasarme) que en el objeto en sí. Por eso, a diferencias de otras desapariciones (mi lema es "yo no pierdo las cosass, están ilocalizables) no he hecho un esfuerzo de memoria visual. Llegué a dudar de que el bolso me lo dejara en el asinenmto. Es probable que estuviera en el McDonald's.
Quién sabe!
* las cosas de mi padre:
Momento 1:
- ¿¿¿¿¿Qué has perdido las llaves de casa?????. Ahora tengo que cambiar la cerradura de casa a ver si un etarra las ha cogido.
- Papá, ha sido en Barajas no en San sebastián. Y los etarras no chorisean bolsos.
Momento 2:
- ¿¿Y se puede saber para qué has ido a un concierto allí??
- Porque el tío se retira (era la explicación más rápida)
- Pero, ¿quién es?
- Mikel Erentxun. Es vasco y era un concierto único, irrepetible. Tenía la ocasión de ir.
- ¿Es maricón?
- Ha tenido dos mujeres, tiene hijos, M. (mi hermana) lo conoce, errr, ¡¡noooo!!
2 Comments:
Siento ese sabor agridulce que te ha dejado la visita a esta tierra, pero los Bilbainitos como yo somos más majos eh?
Me he leido todos los post que has dejado de tu visita y el concierto... me encantan...
¿Eres consciente de que eres genial?
Bueno, no hay nada de malo en atravesar desnuda el pasillo de una pensión si se te olvidó la toalla, solo que imaginarlo, uffff... En fin, lástima que no tengas fotos... ;-)
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