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Una canción

lunes, 24 de mayo de 2010

La maja del perfume

Mi madre conserva una caja con un dibujo de una mujer vestida de maja goyesca. Si la destapo me llega el añejo aroma que acompañaba a mi abuela. Mi hermana quería usarla en nuestros juegos como un regalo a la reina pero para mí siempre fue una exótica marca, la creía extranjera, que se anunciaba a través de una españolísima imagen. Años después supe que la marca Myrurgia era española y que la bella maja había existido.


La bailarina de los pies desnudos.
Bajaban mil deleites de los senos
hacia la perla hundida del ombligo,
e iniciaban propósitos obscenos
azúcar de fresa y miel de higo.

Rubén Darío (1912)


Así describía el poeta a Carmen Tórtola Valencia, una bailarina española que triunfó durante la Belle Epoque y en cuya biografía se entremezclan todos los ingredientes dignos de un folletín.

Nació en Sevilla, en el barrio de Triana, en 1882, pero a los tres años se trasladó con su familia a Londres. No tuvo un nombre artístico sobrepuesto sino que los recibió de padre catalán y madre andaluza. Éstos emigraron a Sudamérica donde murieron. Carmen quedó al cuidado de un tutor inglés que le proporcionó una buena educación pero su repentina muerte la dejó desamparada. Eligió la independencia a un anillo de compromiso y se inició en el mundo de la danza.

Debutó en Londres en 1908 como Tórtola Valencia. Un crítico de la época la describió como "una bella señorita que danza con vivacidad y delicadeza».

Al tiempo que circulaban en torno a ella toda clase de leyendas sobre su origen, fue ampliando su repertorio de baile gracias a la investigación propia que hacía de danzas orientales, africanas y precolombinas. Puede decirse que fue un adelantada al llevar la Antropología a la Danza y que rescató un folklore de los albores del siglo que llevó a los teatros. Su estilo nunca fue academicista pero precisamente la variedad de ritmos que imprimió a sus pies y brazos creó un estilo único.


Tus manos son cual dos palomas blancas
de tu hermosura en el radiante cielo
porque el poder de tus miradas francas
las detuvo en su vuelo.
Senderos son de gloria
tus dos brazos
y son tus manos
mágicas y bellas,
de esas dos cintas de sutiles lazos
dos broches de estrellas.

Pío Baroja (1914)


Triunfó en París, Nueva York, bailó ante maharajás, aristócratas. Los intelectuales de la época se rindieron a su encanto y bellos ojos verdes. Ella abogaba por la liberalización de la mujer desprendiéndose del corsé y alimentó su pasión con hombres y mujeres. No se salva de un sonoro fracaso en el teatro Romea de Madrid en 1911 y en 1915 rueda dos películas, Pasionaria y Pacto de Lágrima. Posteriormente tendrá una existosa gira en Hispanoamérica. En plena efervescencia de la guerra mundial la comparan con Mata Hari.


La sensualidad de sus movimientos eran su seña de identidad, el exotismo que evoca, el oropel que la rodea, el barroquismo de una vida de lujo y los enigmas de su vida, la acompañán allá donde baila. Su personalidad refinada la relaciona con escritores, pintorres, reyes y príncipes de la época. En realidad fue más apreciada por intelectuales que aclamada por las masas, por eso no fue una cupletista al uso y se la sitúa tras la estela de la gran Isadora. En ella se inspiraría Billy Wilder para su Norma Desmond del Crepúsculo de los Dioses.

“Nunca debiera encerrarse la danza en los estrechos límites de un tema preciso y definido. Hay un estilo que puede llamarse natural, ya que no es producto ni de la ciencia ni de la reflexión, sino de la inspiración que brota desafiando todas las reglas, todos los convencionalismos”. Tórtola Valencia

En 1931 se retiró. Se fue a Barcelona desde donde abogó por la República y comienza la etapa más serena de su vida. Se retira con su secretaria, la mujer que la acompaña desde que se conocieron en 1928 y a la que adopta para darle sus apellidos. Se dedica a la pintura y al coleccionismo del arte precolombino mesoamericano. En 1955 muere y su legado es donado al Museo del Teatro de Barcelona. Hace poco hubo una exposición con sus vestidos y una subasta con sus joyas estilo art decó.

"Culta, refinada, inteligente, snob, libre y ególatra. Prodigiosa en el escenario y celosa de su intimidad. Esa fue Tórtola Valencia. Una de las mujeres más fascinantes de su tiempo". Así la define Pilar Queralt del Hierro que ha escrito una biografía suya.

Tiene al andar la gracia del felino,
es toda llena de profundos ecos,
anuncian sus corales y sus flecos
un sueño oriental de lo divino.
Los ojos negros, cálidos, astutos,
triste de ciencia antigua la sonrisa,
y la falda de flores una brisa
de índicos y sagrados institutos.

Valle-Inclán (1922)

5 Comments:

Susana Peiró said...

Me presentás un personaje exquisito e inolvidable! Precioso Post!!! Y demás decirte...muuuuuy de mi gusto personal!

Muchas Gracias por recordar esa maja de verdes ojos y perfumada existencia!

Un abrazo!

maria jesus said...

Conocía la colonia, pero no me podía imaginar que la maja tenía toda esa historia detras

cabreada said...

Me refería a la Maja de Mirurgia. tiene un olor superfuerte y pegajoso, la odio.
¿qué pasó con mi comentario?

Magamerlin said...

Interesante personaje, las sorpresas que dan una cajita y los recuerdos.
Besos, hasta pronto.

Zinquirilla said...

SUSANA, me alegra que te guste el personaje, la verdad es que "pega" mucho en tu blog. Gracias a ti por comentar de forma tan entusiasta.

Mª JESÚS, a mí me pasó algo parecido. Tantos años viendo la imagen creyendo que era un dubujo como los de Penagos.

CABREADA, pues sí que te desagrada su olor. Aunque me imagino que el odiarla s por otro motivo. Los perfúmenes de antes tienen un olor muy fuerte, por ejemplo el Chanel nº 5, nada que ver con los aromas de ahora, mucho más livianos.

Tu comentario está en otro post, en el de madrugada de Mayo.

MAGAMERLIN, las cajas pueden dar muchas sorpresas, pero eso ya es otra historia :)

¡Un abrazo a las cuatro!

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