Tengo un sueño recurrente que como tal se repite en el tiempo, aunque últimamente aparece de forma más espaciada y de pesadilla se va tornando en simple sueño absurdo. El tema es el siguiente: no he terminado los estudios. Sean cuales sean, normalmente de la carrera, y me dé cuenta del modo que sea. En junio haré 10 años de egresada y por eso creo que ya no me sobresalto tanto, pero al principio, hará unos siete u ocho años de persistente alarma, en cuanto recordaba el sueño, me paraba a pensar si era real, y no me bastaba mirar los títulos en el archivador, intentaba recordar si había cursado algo y había momentos en que realmente me creía lo que había soñado.
A este tipo de sueño se le pueden atribuir facilonas teorías freudianas; desde que el estudio siempre ha sido lo más importante en mi vida hasta que soy una atolondrada y dejo las cosas para el final. Por no hablar de que si bien soy doña cursillos, vivimos el síndrome de titulitis que tanto critico. Para que me entiendan un poco, les comentaré, brevemente, cual fue mi periplo universitario porque hay un detalle que le da carácer pragmático a tanto surrealismo.
Yo hice la carrera en cinco años justo, luego hice un Máster de Documentación y después el Cap. Pero me tocó estrenar un absurdo plan de estudios que nos inflaba a créditos. Era ridículo porque tenía asignaturas de 3 créditos, es decir de una sóla hora a la semana pero siete asignaturas así equivalían a siete exámenes finales (por ser cuatrimestrales no había exámenes parciales) y como le daba mucha importancia a la media no quería bajar el nivel. Se rumoreaba que justo cuando terminara nuestra promoción (éramos los cobayas'94 de Historia), se implantaría un nuevo plan de estudios que recortaba los créditos. Calculé que cuando yo terminara 5º tendría más créditos que ese plan; eso sí, menos que el plan que me correspondía... y me la jugué. Entre 4º y 5º sólo cursé las obligatorias y las optativas de Medieval (el plan anulaba las especialidades de toda la vida). Me salió bien la cosa aunque no me dieron el título hasta febrero. No obstante yo tenía mi certificado de notas con todas aprobadas en junio y me pude matricular en el Máster. Osea, que tengo título de licenciada y de posgrado.
Pero hay un curso que estuve a punto de no poder completar. Fue el título oficial de Monitor de actividades de tiempo libre. Llevaba tiempo colaborando en ese tema con las Salesianas pero quería aprender técnicas (luego a ellas les vino muy bien porque daban mi título como garantía a los padres cuando nos llevábamos a los críos de campamento). Pero no pude hacer las prácticas porque me coincidió con el trabajo hasta que pasó un año y se me ocurrió plantear mi experiencia como práctica. Me la concedieron y las 2 semanas de campamento me sirvieron para redactar una memoria, hacer el practicum, me lo certificaron y me pude examinar. Osea, que tengo el título de monitora.
A nivel académico no hay ningún fleco suelto. Supongo, queriendo darle un significado a mis sueños, que a través de los estudios, se me quiere indicar que hay algo en mi vida que dejo a medias. Se referirá al resto: lo profesional, lo sentimental, lo familiar, ¡hasta lo casero!. Pero no soy proclive a la interpretación de los sueños. En general sueño con bastante asiduidad, lo que me parece entretenido y hasta divertido. Nunca he soñado con mi propia muerte pero sí con la de seres queridos lo que se asocia popularmente a que se les alarga la vida. Con mi abuelo fallecido he soñado muchísimo, y mi madre me indicó la costumbre piadosa de rezar por él porque era señal de que estaba en el Purgatorio, así que me presto a rezar mucho por él (de camino por mis otros abuelos).
Pues bien, anoche, no soñé que volvía a Manderlay (¡qué más quisiera!) sino que yo misma en el sueño no estaba segura de haberme matriculado. Cuando me percataba, un escalofrío (más leve que antaño) me recorría el cuerpo con esa sensación de carga en la conciencia de que las cosas no andan bien. Por lo demás, el sueño que lo recuerdo muy vivamente era de los más estrambótico:
A este tipo de sueño se le pueden atribuir facilonas teorías freudianas; desde que el estudio siempre ha sido lo más importante en mi vida hasta que soy una atolondrada y dejo las cosas para el final. Por no hablar de que si bien soy doña cursillos, vivimos el síndrome de titulitis que tanto critico. Para que me entiendan un poco, les comentaré, brevemente, cual fue mi periplo universitario porque hay un detalle que le da carácer pragmático a tanto surrealismo.
Yo hice la carrera en cinco años justo, luego hice un Máster de Documentación y después el Cap. Pero me tocó estrenar un absurdo plan de estudios que nos inflaba a créditos. Era ridículo porque tenía asignaturas de 3 créditos, es decir de una sóla hora a la semana pero siete asignaturas así equivalían a siete exámenes finales (por ser cuatrimestrales no había exámenes parciales) y como le daba mucha importancia a la media no quería bajar el nivel. Se rumoreaba que justo cuando terminara nuestra promoción (éramos los cobayas'94 de Historia), se implantaría un nuevo plan de estudios que recortaba los créditos. Calculé que cuando yo terminara 5º tendría más créditos que ese plan; eso sí, menos que el plan que me correspondía... y me la jugué. Entre 4º y 5º sólo cursé las obligatorias y las optativas de Medieval (el plan anulaba las especialidades de toda la vida). Me salió bien la cosa aunque no me dieron el título hasta febrero. No obstante yo tenía mi certificado de notas con todas aprobadas en junio y me pude matricular en el Máster. Osea, que tengo título de licenciada y de posgrado.
Pero hay un curso que estuve a punto de no poder completar. Fue el título oficial de Monitor de actividades de tiempo libre. Llevaba tiempo colaborando en ese tema con las Salesianas pero quería aprender técnicas (luego a ellas les vino muy bien porque daban mi título como garantía a los padres cuando nos llevábamos a los críos de campamento). Pero no pude hacer las prácticas porque me coincidió con el trabajo hasta que pasó un año y se me ocurrió plantear mi experiencia como práctica. Me la concedieron y las 2 semanas de campamento me sirvieron para redactar una memoria, hacer el practicum, me lo certificaron y me pude examinar. Osea, que tengo el título de monitora.
A nivel académico no hay ningún fleco suelto. Supongo, queriendo darle un significado a mis sueños, que a través de los estudios, se me quiere indicar que hay algo en mi vida que dejo a medias. Se referirá al resto: lo profesional, lo sentimental, lo familiar, ¡hasta lo casero!. Pero no soy proclive a la interpretación de los sueños. En general sueño con bastante asiduidad, lo que me parece entretenido y hasta divertido. Nunca he soñado con mi propia muerte pero sí con la de seres queridos lo que se asocia popularmente a que se les alarga la vida. Con mi abuelo fallecido he soñado muchísimo, y mi madre me indicó la costumbre piadosa de rezar por él porque era señal de que estaba en el Purgatorio, así que me presto a rezar mucho por él (de camino por mis otros abuelos).
Pues bien, anoche, no soñé que volvía a Manderlay (¡qué más quisiera!) sino que yo misma en el sueño no estaba segura de haberme matriculado. Cuando me percataba, un escalofrío (más leve que antaño) me recorría el cuerpo con esa sensación de carga en la conciencia de que las cosas no andan bien. Por lo demás, el sueño que lo recuerdo muy vivamente era de los más estrambótico:
Resulta que volvíamos todos de la playa y pásabamos por la facultad. Comento que me tengo que pasar al día siguiente para la matrícula y mi hermana se ofrece a acompañarme. Luego aparezco en bici pero cuando me acerco a la puerta caigo en la cuenta de que no traigo candado ni nada así que mi hermana se queda fuera. Aparece una antigua compañera de Bup a la que saludo pero ya no aparece más en el sueño. Me dirijo a la Secretaría del centro. Según el sueño, mientras hacía Historia me había matriculado en Económicas (¡toma ya!) y ahora que había terminado quería seguir. Lo curioso es que no sabía si me había matriculado o no. Nuevamente esa sensación de miedo al no terminar los estudios. Me preguntan en qué asignaturas me había matriculado y digo que no las recuerdo. Empiezo a angustiarme porque temo que se me pase el plazo de matrícula pero la señora que me atiende me dice amablemente que al día siguiente (que es sábado) me podrá atender que son las 2 y ya van a cerrar. De repente aparece mi hermana con la bici, la mujer se ofrece a guardarla y yo le enseño aquello a mi hermana [las dos estudiamos en la Fábrica de Tabaco]. Llegamos a una sala donde hay ordenadores pero está vacía. También hay un televisor. Empieza una peli así que decidimos quedarnos. En realidad es mi hermana quien entusiasta lo propone, yo me muestro reacia. Pero la peli nos gusta y allí nos quedamos sentadas en el sofá. La habitación no es muy grande, es un cuadrado de paredes blancas con el sofá y enfrente los ordenadores y en medio una especie de cortina de plástico que hace de pantalla. En la pared de al lado hay una pequeña abertura acristalada rectangular. Se ve el jardín que hay en el exterior.
[Hace muchos años, mi ex y yo pasamos un domingo viendo Air Force One en un bar recreativo de la calle Sierpes (la cafetería Madrid que ya han cerrado). Nos la tragamos entera con un par de cocacolas. Salí del estableciemitno con la idea entusiasta de que habíamos descubierto una nueva forma de cine].
Termina la peli y descubrimos que se ha hecho de noche. Mi hermana suelta una risita nerviosa de regocijo. A mí no me entusiasma la idea de quedarnos allí encerradas. De repente llega un muchacho. Es joven, pero no es atractivo, es grande y robusto. Nos dice amablemente que ya es la hora de cerrar. Yo le digo que nos apresuraremos a recoger. De repente el sofá se había convertido en una cama y mi hermana y yo estábamos en pijama. Yo empiezo a hablar con el muchacho de la carrera. Se extraña de que esté con las dos tan dispares a la vez pero le digo con aire de suficiencia que tengo pensado montar un negocio. Cuando le pregunto por las asignaturas me dice que son Macroeconomía, Microeconomía y Matemática financiera. Me asusto pensando que no podré con esas asignaturas y me reconvino porque se me haya ocurrido estudiar eso. El muchacho se va y yo me encuentro envuelta en una toalla. Termino de vestirme y al salir a por mi hermana me la encuentro en la ducha. Me comenta alborozada el hallazgo que ha hecho. A mí me parece ridículo que se duche allí mismo, estoy deseando de llegar a casa y no le presto atención a lo que me cuenta. Ha descubierto que pertenece a la caseta donde viven su mujer y su hijo.
[Está claro que mi hermana y yo hemos intercambiadolos roles]
Me despertó el sonido del despertador. Sí, ya sé que es lo típico, pero un sueño tan largo y levantándome tan temprano como hago últimamente, tenía que terminar así.
La primera imagen que recuerdo al despertar es la visión del muchacho, con el pelo pajizo cayéndole sobre la frente. Luego recuerdo a mi hermana duchándose. Y el jardín y el edificio blanco. Esta vez no me asalta el recuerdo materializado en circunstancia real de que me falta terminar los estudios. Sólo me encuentro excesivamente cansada, con la sensación de no haber dormido en toda la noche. De haberla pasado hablando todo el tiempo yendo de un lugar a otro
[Hace muchos años, mi ex y yo pasamos un domingo viendo Air Force One en un bar recreativo de la calle Sierpes (la cafetería Madrid que ya han cerrado). Nos la tragamos entera con un par de cocacolas. Salí del estableciemitno con la idea entusiasta de que habíamos descubierto una nueva forma de cine].
Termina la peli y descubrimos que se ha hecho de noche. Mi hermana suelta una risita nerviosa de regocijo. A mí no me entusiasma la idea de quedarnos allí encerradas. De repente llega un muchacho. Es joven, pero no es atractivo, es grande y robusto. Nos dice amablemente que ya es la hora de cerrar. Yo le digo que nos apresuraremos a recoger. De repente el sofá se había convertido en una cama y mi hermana y yo estábamos en pijama. Yo empiezo a hablar con el muchacho de la carrera. Se extraña de que esté con las dos tan dispares a la vez pero le digo con aire de suficiencia que tengo pensado montar un negocio. Cuando le pregunto por las asignaturas me dice que son Macroeconomía, Microeconomía y Matemática financiera. Me asusto pensando que no podré con esas asignaturas y me reconvino porque se me haya ocurrido estudiar eso. El muchacho se va y yo me encuentro envuelta en una toalla. Termino de vestirme y al salir a por mi hermana me la encuentro en la ducha. Me comenta alborozada el hallazgo que ha hecho. A mí me parece ridículo que se duche allí mismo, estoy deseando de llegar a casa y no le presto atención a lo que me cuenta. Ha descubierto que pertenece a la caseta donde viven su mujer y su hijo.
[Está claro que mi hermana y yo hemos intercambiadolos roles]
Me despertó el sonido del despertador. Sí, ya sé que es lo típico, pero un sueño tan largo y levantándome tan temprano como hago últimamente, tenía que terminar así.
La primera imagen que recuerdo al despertar es la visión del muchacho, con el pelo pajizo cayéndole sobre la frente. Luego recuerdo a mi hermana duchándose. Y el jardín y el edificio blanco. Esta vez no me asalta el recuerdo materializado en circunstancia real de que me falta terminar los estudios. Sólo me encuentro excesivamente cansada, con la sensación de no haber dormido en toda la noche. De haberla pasado hablando todo el tiempo yendo de un lugar a otro
Es lunes y aborrezco empezar la semana tan cansada. Se me antoja interminable. Las horas del día transcurrirán lentas hasta que esta noche pueda dormir de nuevo. Espero soñar que me meto en la cama y... duermo.
Al día siguiente soñé con una antigua profesora a la que ayudaba a dar clases. Fue un sueño corto e impreciso. Aunque sueño bastante con el tema de las clases. Anoche soñé que mi madre y yo (con 20 años menos cada una) asistíamos a un mitin de Monteserrín que daba en la Plaza de la Encarnación con un cartel de Madonna detrás. Luego repartían cajas de helado por las calles y me encontré un video recopilatorio del Fotogramas. Mi madre y yo lo veíamos y aparecían actores españoles (Emilio Gutiérrez-Caba por ejemplo) hablando. Una vez soñé con Pepe Rubio. A ver qué toca hoy. Ya ven que todas las noches tengo movida en la cama.
Al día siguiente soñé con una antigua profesora a la que ayudaba a dar clases. Fue un sueño corto e impreciso. Aunque sueño bastante con el tema de las clases. Anoche soñé que mi madre y yo (con 20 años menos cada una) asistíamos a un mitin de Monteserrín que daba en la Plaza de la Encarnación con un cartel de Madonna detrás. Luego repartían cajas de helado por las calles y me encontré un video recopilatorio del Fotogramas. Mi madre y yo lo veíamos y aparecían actores españoles (Emilio Gutiérrez-Caba por ejemplo) hablando. Una vez soñé con Pepe Rubio. A ver qué toca hoy. Ya ven que todas las noches tengo movida en la cama.
8 Comments:
Buscate otra clase de movidas nocturnas, verás que pocas ganas de soñar te quedan, :-)
Lo del discurso del alcalde, se lo cuentas a Freud, y te dedica un tratado para ti solita...
Muack!
¡Hola José Manuel!
Qué alegría verte de nuevo (y que hayas retomado el blog, no es para presionarte pero espero que sigas, dosis de humor hacen falta hoy má que nunca).
Así que me recomiendas otra movida nocturna. Pues por lo que dicen de mí soy bastante pejiguera porque cuando duermo, hablo y me muevo mucho. Un show, vamos xD
¡Un saludo!
Pues si que sueñas cosas raras.
Besitos.
El soñar es simplemente imaginar, no te preocupes por ellos, yo también tengo sueños pero no se pegan tanto a la realidad como a tí. ¿Te acuerdas de los caminos perdidos del subconsciente de mi blog? los tres primeros capítulos eran sueños que yo había tenido, los cuento tal y como sucedieron. Eso son las preocupaciones diarias, el estrés. Yo que tú me tomaba unas vacaciones y apagaba el móvil. En serio, viene fantástico.
Una cosa más, yo también soy maría títulos, tengo miles y no puedo dejar de estudiar, ahora estoy mirando para matricularme en un módulo para sordomudos y eso que tengo una carrera referente al tema, bueno, nunca biene de más conocer cosas nuevas.
Un beso y cuidate.
Ana, la rareza es una virtud :)
Silderia, es justo lo que dices, mis sueños pese a los elementos surrealistas que tenga, son situaciones reales y siempre aparecen mi familia, amigos o gente conocida. Sueño mucho con situaciones de clase y con los títulos como he contado.
Yo aprendí el lenguaje de los signos. Siempre me llamó la atención, de chica incluso me inventé uno. Trabajé en una ocasión para una asociación pero pagan mal. Y otra cosa que siempre quise aprender, aunque no en forma de cursillos, jeje, es escribir con la izquierda. No soy ambidiestra pero me manejo bien y cuando estoy cansada escribir en la pizarra, pued seguir un rato con la otra mano.
Buscaré ese post que dices en tu blog.
¡Un saludo a las dos!
Hola Zinquirilla:
En el de Larry the Bellboy, utilize la BSO de FOUR ROOMS.
Y en el de El Sonido de la guerra, he usado dos, en el trailer suena la de WAR, de EDWIN STARR, y en el corto (que aun no has visto porque no lo he colgado todavia) se escucha FOR WHAT IT'S WORTH de BUFFALO SPRINGFIELD.
Eso es todo, saludos!!
Es un simple sueño de angustia, mujer. No te preocupes.
Un saludo.
Álex, muchas gracias por la información!
La primera sí sabía que era de la peli de Quentin pero no conocía la segunda. Eliges muy bien las canciones de tus cortos,´a ver cuando lo estrenas ;-)
Un saludo.
Antonio son sueños angustiosos sí pero como los "vivo" tan en vivo, lo he llegado a pasar mal. Ya digo que no es tanto como antes pero si sigue siendo repetitivo. Voy a parecer anti Bolonia :D
Un saludo.
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