... qué planeta reinaría?.
Nací el 27 de abril de 1976. Era un martes de feria, a las 9.30, en la fecha señalada por el ginecólogo a mi madre como también ocurrió con mi hermana. Y al igual que ella, en la clínica Nuestra Señora del Rosario que estaba en la calle Trajano. En la misma habitación.
Mi madre dice que ya no me esperaban aunque sólo me llevo 6 años con mi hermana pero tuvo un aborto (me hubiera gustado tener a ese hermano mayor que yo tres años) y el matrimonio de mis padres hacía tiempo que no era como al principio. De todas maneras, la peor imprudencia que siempre les achaco es concebirme al final de la Dictadura. Con la incertidumbre de qué iba a pasar y ¡hala! a traer hijos al mundo (no soy del baby boom pero sí de la quinta más numerosa de este país). Supongo que el pasar las vacaciones de verano en el Rompido facilitaría las cosas.
Mi madre no tuvo un embarazo complicado pero sí pasaron cosas curiosas. Tuvo hasta tres sustos (¿ven cómo la época no era buena?) que provocaron que yo fuera creciendo muy poquito. Mi madre es miedosa y nerviosa por naturaleza: delante del monumento de Colón en Huelva estaba apoyada para hacer unas fotos y se sobrecogió al mirar arriba, luego en diciembre alguien confundió a mi padre con otro y fue un gris a casa con una denuncia y después hubo una tormenta de antología viviendo en un último piso de una torre de 8 plantas. Parece ser que al 7º mes yo me puse en huelga y a mi madre la seguían confundiendo con una señora rellenita.
El parto fue natural y transcurrió bien. Salvo el peso que sí era bajo: 1.5 kilos. Mi madre estuvo ingresada 5 días pero por comodidad más que nada. Con el alta le aseguró el doctor Meneses que yo recuperaría peso con normalidad.
No fue así y mi madre notó que yo no era un bebé al uso. Justo a la semana parecía que quería ser adoptada por una familia de chinos por el color que cogió mi piel y me ingresaron enseguida en el ala recién inaugurada del Hospital Virgen Macarena. Se iba de guardia el doctor Argüelles pero al ver mi caso se quedó. A las 4 de la mañana salió a la sala de espera preguntando a mis padres (sólo estaban ellos) si eran creyentes. Me bautizaron in articulis mortis con el pediatra y una enfermera de padrinos. Luego en la partida figuran mis abuelos, claro. Me perdí el bautizo en la Macarena (sic, en la basílica, donde no lo permitían; no en san Gil, que era lo corriente) y recibir las aguas de Jerez con un faldón antiquísimo (costumbre familiar). Mi madre, y yo también lo creo así, dice que desde esa hora empecé a recuperarme.
¿Qué es lo que tenía? Los médicos tardaron en dar con que era un tipo de diabetes. Aunque hay bastantes antecedentes familiares, a Dios gracias no desarrollé esa enfermedad, "sólo" nací con ella. Lo más llamativo era el peso: llegué a los 700 gramos. Mi madre conserva dos fotos que le dieron donde salgo entubada y cuando me dieron el alta. Los mismos médicos atribuyeron el poco crecimiento a esos sustos de mi madre y lo consideraron un caso tan peculiar que fue llevado a un congreso en Estocolmo.
Nací el 27 de abril de 1976. Era un martes de feria, a las 9.30, en la fecha señalada por el ginecólogo a mi madre como también ocurrió con mi hermana. Y al igual que ella, en la clínica Nuestra Señora del Rosario que estaba en la calle Trajano. En la misma habitación.
Mi madre dice que ya no me esperaban aunque sólo me llevo 6 años con mi hermana pero tuvo un aborto (me hubiera gustado tener a ese hermano mayor que yo tres años) y el matrimonio de mis padres hacía tiempo que no era como al principio. De todas maneras, la peor imprudencia que siempre les achaco es concebirme al final de la Dictadura. Con la incertidumbre de qué iba a pasar y ¡hala! a traer hijos al mundo (no soy del baby boom pero sí de la quinta más numerosa de este país). Supongo que el pasar las vacaciones de verano en el Rompido facilitaría las cosas.
Mi madre no tuvo un embarazo complicado pero sí pasaron cosas curiosas. Tuvo hasta tres sustos (¿ven cómo la época no era buena?) que provocaron que yo fuera creciendo muy poquito. Mi madre es miedosa y nerviosa por naturaleza: delante del monumento de Colón en Huelva estaba apoyada para hacer unas fotos y se sobrecogió al mirar arriba, luego en diciembre alguien confundió a mi padre con otro y fue un gris a casa con una denuncia y después hubo una tormenta de antología viviendo en un último piso de una torre de 8 plantas. Parece ser que al 7º mes yo me puse en huelga y a mi madre la seguían confundiendo con una señora rellenita.
El parto fue natural y transcurrió bien. Salvo el peso que sí era bajo: 1.5 kilos. Mi madre estuvo ingresada 5 días pero por comodidad más que nada. Con el alta le aseguró el doctor Meneses que yo recuperaría peso con normalidad.
No fue así y mi madre notó que yo no era un bebé al uso. Justo a la semana parecía que quería ser adoptada por una familia de chinos por el color que cogió mi piel y me ingresaron enseguida en el ala recién inaugurada del Hospital Virgen Macarena. Se iba de guardia el doctor Argüelles pero al ver mi caso se quedó. A las 4 de la mañana salió a la sala de espera preguntando a mis padres (sólo estaban ellos) si eran creyentes. Me bautizaron in articulis mortis con el pediatra y una enfermera de padrinos. Luego en la partida figuran mis abuelos, claro. Me perdí el bautizo en la Macarena (sic, en la basílica, donde no lo permitían; no en san Gil, que era lo corriente) y recibir las aguas de Jerez con un faldón antiquísimo (costumbre familiar). Mi madre, y yo también lo creo así, dice que desde esa hora empecé a recuperarme.
¿Qué es lo que tenía? Los médicos tardaron en dar con que era un tipo de diabetes. Aunque hay bastantes antecedentes familiares, a Dios gracias no desarrollé esa enfermedad, "sólo" nací con ella. Lo más llamativo era el peso: llegué a los 700 gramos. Mi madre conserva dos fotos que le dieron donde salgo entubada y cuando me dieron el alta. Los mismos médicos atribuyeron el poco crecimiento a esos sustos de mi madre y lo consideraron un caso tan peculiar que fue llevado a un congreso en Estocolmo.
A los cuatro meses me dieron el alta una vez que mis padres recibieron todo tipo de instrucción médica. Mi padre por ejemplo durante todo ese tiempo iba al hospital a las 5 de la mañana, le enseñaban a inyectarme insulina en el tobillo, se quedaba conmigo y cuando llegaba mi madre se iba a trabajar, aunque sus compañeros le suplieron también muchas veces. Y a mi madre le dijeron que llevara anotaciones de todo lo que yo comía, peso y demás cuestiones y realizó un seguimiento tan minucioso que el doctor guardó la libreta como modelos para otras madres.
Esta historia la cuento con frecuencia por eso hay motivos para compartirla en el blog. Como es mi propia historia le doy el significado que creo que posee: el innegable amor que le tengo a la vida, la defensa que hago de la misma y que fue el Señor el que quiso que viviera más de una semana. Sólo puedo dar Gracias.
2 Comments:
¡vaya!, veo que hay una cosa que nos une...yo también fuí bautizado con el mismo "articulis".
Nací a los ocho meses, por los pies, con poco menos de dos kilos, tres meses en la incubadora, bautizado por las monjas, ¡enfin!, aqui estamos aferrados y coleando...
Besos y me reitero en desearte un feliz cumpleaños...
Bienvenida, un año más, a la vida :)
Un dia contaré mi historia, que tambien tiene sus más y sus menos.
Pd: ole esa generación del 76! XD (Aqui el ke suscribe: 28/02/76)
Saludos!
Post a Comment