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Siempre recibimos cuando damos.

Una canción

sábado, 9 de febrero de 2008

Luis Candelas, un ladrón elegante


COPLAS DE LUIS CANDELAS


Letra: Rafael de León
Música: Manuel Quiroga (pasodoble)

I

Decidle al señor Alcaide, decidle al Corregidor, que yo por Luis Candelas me estoy muriendo de amor...Decidle que es un canalla, decidle que es un ladrón, y que he dejado que robe con gusto mi corazón. Que corra de boca en boca esta copla que yo canto como si estuviera loca:
(estribillo)
Debajo de la capa de Luis Candelas mi corazón amante vuela que vuela. Madrid te está buscando para perderte y yo te busco sólo para quererte. Que la calle en que vivo está desierta y de noche y de día mi puerta abierta. Que estoy en vela, que estoy en velapara ver si me roba,
¡ay!, Luis Candelas...

II

Anoche una diligencia, ayer el palacio real,mañana quizá las joyas de alguna casa ducal...Y siempre roba que roba, y yo por él siempre igual, queriéndolo un día mucho y al día siguiente más. Y no importa que la gente mi canción, que va en el viento,traiga y lleve maldiciente.



Debajo de la capa de Luis Candelas... Quién fue este personaje que nació tal día como hoy...

Murió con 33 años y se le atribuye al pie de garrote la frase ¡Patria mía, sé feliz! También se jactaba de no tener delitos de sangre y de compartir amante con Fernando VII.

Luis Candelas es un personaje eminentemente madrileño cuyas correrías, juergas, latrocinios y aventuras amorosas se encuadran en la Villa, teniendo como trasfondo el Romanticismo y la oscilación absolutista - liberal que experimentaba el reinado fernandino.

Se conoce bastante bien la vida de Luis Candelas Cagigal, como el hecho de que su padre fuera carpintero en Lavapiés y naciera en una familia que no pasara penurias económicas. Que estudiara en el colegio San Isidro pero cuya formación fuera esencialmente autodidacta en base a lecturas propias. Y que fuera su carácter y el que desdeñara tener un oficio el que le empujara a cometer delitos de robo, eso sí, sin emplear la violencia. Nada dado al trabajo y sí inclinado a la buena vida como él mimso afirmaba ("Uno tiene sus necesidades, no ha nacido para trabajar en oficios mecánicos, y cuando se ha recibido alguna instrucción y se han leído libros como yo (...)”).


Desde joven (ya en el colegio devolvió la bofetada recibida a un clérigo) fue amigo de refriegas y duelos, pasando pronto por la cárcel y formando una cuadrilla con Paco El Sastre, Francisco Villena, Mariano Balseiro, Leandro Postigo, Juan Mérida, José Sánchez El del peso, Pablo Maestre, Pablo Luengo El Mañas y los hermanos Cusó (Antonio y Ramón), con los que se reunía en diversas tabernas, siendo la más frecuentada La taberna del Cuclillo. Hoy, un restaurante recuerda su nombre y sus gestas, "Las Cuevas de Luis Candelas" (en Cuchilleros, 1).

Su ingenió le llevó a inventarse un alter ego, Luis Álvarez de Cobos, indiano adinerado y respetado de día con la apariencia de ir siempre acicalado, teñido de rubio, con largas patillas y barbita puntiagudua luciendo gafas de concha. Por la noche, salía para sus fechorías varias que contaron siempre con la admiración y el cariño del pueblo desdela puerta trasera de su casa sita en el número 5 de la calle Tudescos.

Decía que robaba porque la fortuna estaba mal repartida ("El dinero está mal repartido y no es justo que mientras unos van en coche, los demás se arrastren por el lodo. Así pues, los que nivelamos las fortunas, sin matar ni hacer daño, por supuesto... ejercemos una industria que hacen mal en perseguir")
y presumía de que las mujeres le prestaran dinero y joyas. Estuvo en la cárcel en varias ocasiones siendo indultado. Se conserva la ficha judicial de una detención con 21. En ella se le describe físicamente, como oficio aparece el de "Cesante en el ramo de las Contribuciones", es decir agente del fisco (custodiar y recaudar dinero de la hacienda, quién iba a decir que jerciera tal oficio, como así fue) y en su clasificación delictiva como ladrón se le adjudican las especialidades de espadero (uso de la ganzúa para descerrajar puertas) y tomador del dos (uso de los dedos para escamotear carteras). Será nuevamente encarcelado por falsificar pasaportes y robo de equipajes. Pero una y otra vez logra escapar de ella, bien fugándose bien sobornando. En una de sus estancias conocerá al político Salustiano de Olózaga quien le introducirá en la Logia Masónica "LIbertad" por lo que desde entonces Candelas lucirá una capa negra con símbolos masones. Además ayudará a Olózaga a escaparse.

Tres fueron las mujeres que tuvieron mayor cabida en el currículum amoroso
de nuestro personaje: se casó con Manuela Sánchez a la que abandonó a los pocos meses; osó tener amores con la amante real Lola la Naranjera y su gran amor fue Clara, una muchacha de clase media. Se desconoce si tuvo hijos con ellas u otras.

En el último año dio su golpe más sonado: el robo en el domicilio de la modista de la Regente, Vicenta Mormin, el domingo de carnaval, 12 de febrero, vísperas del suicidio de Larra. La banda se llevó todo lo valioso de la casa que ntre metálico y alhajas le reportó 700.000 reales. Se refugió con Clara en el norte adoptando otra personalidad, León Cañidas. Parece ser que ella desconocía por completo la identidad de él y cuando iban a huir a Inglaterra, Clara se opuso y optó por volver a su ciudad donde fue prendido saliendo de una
posada de Olmedo. Se le acusó de más de 40 robos y se le denegó la clemencia (alegando que no había habido derramamiento de sangre) que solicitó a la Regente Mª Cristina.

El pueblo se congregó a despedirlo y sus últimas palabras fueron recogidas por la prensa de la época (El Español, 7 de noviembre de 1837).

La fama que gozó en vida perduró con el tiempo, si bien, como hemos visto no fue un bandolero como los que se refugiaban en Sierra Morena. Sí se caracterizó por su audacia, gallardía, jactancias varias en sus robos y andanzas por un Madrid tan mitificado como al hijo que vio abrirse bolsas y balcones.





También se puede oír aquí.

1 Comment:

Anónimo said...

¡Muy interesante! No había tenido ocasión nunca de leer sobre este personaje, pero desde luego que su nombre es muy recordado en Madrid, a lo cual contribuye por supuesto el mesón que hay junto a la Plaza Mayor y que mencionas.

¿Así que no "murió" a los 33 años, sino que lo mataron? Desconocía que hubiera sido condenado a muerte... Las condenas a muerte me repulsan y me dan vergüenza ajena por la persona que las dicta.

Escribo sobre

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