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martes, 1 de enero de 2008

Empezando bien el año

A mí las fiestas de Fin de Año no me gustan, sobre todo porque durante un tiempo, durante mis bueños años mozos (osea, universitarios) me apuntaba a la que organizaban la gente de las Salesianas y allí te lo pasabas genial entre gente conocida, salía barato, te arreglabas para la ocasión y te divertías un montón. Sólo he ido a un cotillón y fue con la familia de mi ex con ocasión del celebérrimo año 2000. Fue curioso vestirse de largo, asistir a un hotel y degustar un menú del tipo de Pretty Woman en el que te peleas con el bogavante. Por lo demás, mi familia además de nuclear (esto es, compuesta por 5 gatos) siempre ha sido muy sosa y salvo que mi padre se pusiera unas gafas tipo Groucho, la velada consistía en comer, comer, comer, tomar los dulces, hacer tiempo para que llegaran las uvas, y tragarse las actuaciones hasta que mi hermana y yo conseguíamos ver alguna peli apañá.

Pero en los últimos años, mi hermana que a organizadora (eufemismo de mandona) no le gana nadie decidió suprimir el ritual de las uvas y yo por ahí si que no pasaba. Además me hacían recogerme a eso de la 1 y también paso de levantarme de la mesa camilla calentita, salir a la calle y llegar a casa, que estará helada, para seguir viendo la tele.

Así que calculo que llevo 2 año sin tomar las uvas. No lo sé con exactitud, inconscientemente he borrado los malos recuerdos. Sí tengo la certeza de que el año pasado no las tomé, signo indefectible de empezar el año con mal pie. Reconozco que es absurda superstición pero me gusta tomarme las uvas. De chica era muy patosa y me atragantaba pero de repente, sin proponérmelo, un año me tomé las 12 de un tirón y así ha sido, año tras año.

Como este año, que organicé una velada con Andrés. Me contó la semana pasada que sus padres estaban de viaje y pasaba irse con la familia política de su hermano y yo sorprendía de que se quedara solo. Ya se sabe mal de muchos consuelo de tontos. Nos pusimos de acuerdo con la comida, por supuesto tomando las uvas que me encargué de comprar de esas peladas que anuncian, y en organizar la noche viendo pelis. Hemos visto Los viajes de Sullivan, una peli que lampaba de ver desde los 12 años y después una muy rara de un Burt Lancaster de jovencito. lástima que me quedé dormía.

Esta mañana me he levantado súper agusto. Hemos desayunado con el Concierto de Año Nuevo. y ya a la vuelta me he venido en el bus, no era plan que me trajera pues ya anoche me recogió. Y como le he dicho, pues A. siempre está al quite por si caigo en la tentación, jeje: "si no creyera que te doy esperanzas, te daría un abrazo". Pero le he dado las
Gracias por una noche de Fin de Año fantástica (esto es, con uvas, cine y sin sexo que mi espalda no está para vaivenes, jeje).

1 Comment:

Joselu said...

Es el segundo año también que no me como las uvas. Los demás no se dan cuenta porque están muy ocupados enguyéndolas. De todas maneras, ya es tiempo pasado. Ya han pasado los Reyes y tenemos que volver a nuestra vida profesional. Lo que más ilusión me hace es seguir con mi blog y continuar visitando a amigos, aunque sea una visita rápida. Que los hados te sean propicios y que comiences con buen pie. Yo ya estoy preparándome. Un cordial saludo, amiga.

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