Qué triste nombre. El tiempo se aleja pero se detiene cada 27 de enero. Qué cabe decir del mismo.
Hace unos años dijeron en las noticias que había barracones que por permanecer literalmente intactos se estaban desmorornando lo que requería una intervención. Este año no he oído nada por lo que no sé si se ha llevado a cabo. Recuerdo que las voces que surgieron eran discrepantes en su mayoría. Se decía que rehabilitarlo suponía costear una obra que remodelaría el horror original y que equivalía a alimentar a un preso 5 minutos antes de su condena final. Aún así, durante todo este tiempo transcurrido sí han habido voces que manifestaban la necesidad como un deber y un bien de que las nuevas generaciones conozcan lo que ocurrió. Que la existencia de la locura humana debe ser trasnmitida generacionalmente pues es el mayor exponencial de lo que el hombre no puede volver a hacer. En esa piedra no podemos tropezar, diríase.
Contaré por aquí lo que me dijo un profesor mío de Arqueología: en un Congreso, un ponente negaba cualquier tortura cometida a los judíos. Lo hacía incluso con veromilitud en sus palabras aunque denotaban cierto rancio deje racista. De repente una señora que se encontraba entre el público se arremangó la ropa para mostrar un tatuaje en el brazo. Era un número.
Contaré por aquí lo que me dijo un profesor mío de Arqueología: en un Congreso, un ponente negaba cualquier tortura cometida a los judíos. Lo hacía incluso con veromilitud en sus palabras aunque denotaban cierto rancio deje racista. De repente una señora que se encontraba entre el público se arremangó la ropa para mostrar un tatuaje en el brazo. Era un número.
Hace tiempo vi un reportaje en la tele de unos chicos alemanes que prestaban su servicio social sustitutorio de la mili haciendo como guías de las visitas a los campos de concentración. Reconocieron no saber nada de los mismo y que se limitaban a prenderse lo que tenían que decir.Incluso la conversación derivó en testimonios de familiares que habían luchado en la II Guerra Mundial. No faltó el tono orgulloso de quien se recrea en grandes gestas.
La Historia es ante todo un recuerdo. Es el pasado enseñado hoy a las personas del mañana. El hombre no puede vivir sin memoria que nos identifica como especie natural. El recuerdo nos hará libres para remontar un presente hacia un futuro esperanzador.
1 Comment:
Auschwitz se ha convertido en un símbolo aterrador, aunque no el único ni el peor, de lo que es capaz el ser humano. Sigue habiendo genocidios no tan conocidos como aquel. No sé si el hombre ha aprendido de aquello. Ojalá ese futuro sean tan esperanzador como tú imaginas. Ojalá. Pero lo dudo...
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