El viaje a Marruecos ha dado para mucho, pese a que lo he condensado todo -texto e imágenes- en un sólo post, en el que aludía a uno de los viajeros del grupo. En esta ocasión, y a clara diferencia del viaje a Cantabria había menos viejales y más gente joven, eso sí todos emparejados, excepto los hippilongos de Chefchaouen a los que luego vi en el ferry con los padres.
Entre lo observadora que me considero y lo cotilla que soy, fui vislumbrando características de cada una de las 7 parejas que éramos. Y siguiendo la costumbre de mi madre, que además facilita la identificación (C siempre se perdía cuando le comentaba algo), les fui poniendo motes: el dentúo y la alta, el perillita y la niña, los fumadores, los pijos, los canis, los gordos y C y yo, que éramos -somos- los no pareja.
El resto parecía, en mayor o menor medida, pasando una luna de miel, menos nosotros claro. Por eso me hizo gracia ver que todos se daban arrumacos y se fotografiaban nada más bajarnos del bus en el mirador del monte hacho de Ceuta. Yo me quedaba extasiada ante el Mediterráneo y sólo le formulaba a C preguntas de geografía para orientarme (porque hay que ver qué mala soy orientándome).
Bajamos tarde a la primera cena y ya estaban casi todas las mesas ocupadas. Yo comenté a C el sentarnos con los pijos pero los ví con el de la perillita y el dentúo fue quien se dirigió a nosotros y tuvo la amabilidad de ofrecernos sitio. Por el contrario, la pareja de gordos se quedó aparte. en mi interior, sentí esa vana sensación de triunfo. Con esta pareja repetiríamos en las siguientes comidas porque ya se encargó la organización de mantener el agrupamiento (en el bus yo siempre procuraba coger los mejores sitios y fueron los viejales quienes protestaron ante los cambios de la gente; el que más se quejaba, el falso vecino mío, pilló nuestros asientos en una ocasión). la muchacha era ostensiblemente más alta que él, que presentaba una llamativa caja de dientes. Eso sí, era tan hablador como yo y más enterao que yo. Ella no abría la boca y lo que a C parecía timidez para mí era signo de que la muchacha estaba más que acostumbrada a esa verborrea. Y ahí me surgía la primera cuestión. ¿Gente tan dispar unida como pareja?. Y no me vale eso de que los polos opuestos se atraen. Yo hablo mucho es cierto, pero no podría estar con alguien tan mudo. Es más me muerdo mucho la boca y me contengo mucho (en los ascensores, en los taxis, en el currelo, con desconocidos o en presentaciones) pese a que estar con alguien en silencio me resulta incómodo (y a veces una falta de educación e incluso una deshumanización: el otro día, al pasar por una calle desierta de la Sevilla agóstica, ver a una persona y cruzarnos sin mirarnos ni un "buenas tardes"). Me llamó mucho la atención el desequilibrio verbal de esta pareja, o tal vez es que simplemente una le cayera mal. por ejemplo cuando él dijo que tenía estudiios yo no quise decir que tenía una licenciatrura en Historia pese a las tonterías que dijo de Al Andalus, y al final me enteré que ella había hecho esa carrera cuando él me preguntó si conocía a M.A. por cierto eso fue graciocísimo. yo soy de las que siempre anda "¿conoces a este/a?" y me encanta descubrir los parentescos y relaciones sociales varias. y sí, es fuente de cotilleo, sólo sabía del marido de M.A. porque lo veo en el Corte Inglés pero ya sé de ella.
La pareja de los pijos merece un post aparte. De igual manera que ella, que me cayó gorda, merecía una mesa aparte. En ningún momento se relacionó con el grupo lo cual es muy legítimo pero se notaba la diferencia de postura con el novio, con ese acento tan utrerano, se le veía más dispuesto a entablar una mínima conversación trivial de cortesía en un viaje en grupo. O tal vez no sea el aislamiento de ella sino esa cara avinagrada que ponía siempre la chica. Y que no estaban a gusto no ya con el viaje sino con el destino se encargaron de referirnos cuando C les preguntó sus impresiones en el ferry. Supongo que todos les tomó por pijos viendo los maletones Samsonite magenta que llevaban. Muy chulos pero tremendos. Y los polos Lacoste de él (reconozco que el de rayas verdes también me gustaba, el tipo no eh??, que seréis muy mal pensaos, tenía pinta de jerezano cortijano y yo con los pijos vomitivos no puedo) hacían juego con los vestidos de ella. Pero lo que más me llamó la atención fue el episodio que protagonizó en el restaurante. Es de esas situaciones en la que no puedo evitar estar pendiente de la reacción de otras personas, aunque esa costumbre la vaya perdiendo con la edad, pero es algo que me retrotrae a mi adolescencia. ¿Qué hizo esta chica? pues pedir (de forma imperiosa, que es lo que más me llamó la atención) a la muchacha que tenía enfrente que pusiera bien un cuadro torcido. Una manía, una simple manía que podemos tener cualquiera pero ya digo que el ademán tan arrogante con el que se dirigió sin un por favor es lo que me llamó la atención. Además del hecho que no le importara "dar el cante". Y luego observé como él intentaba quitarle hierro al asunto. Así que a él lo veía como un sufrido novio y a ella como una hartible. Uhmm... esto me suena.... sonaba.......
La pareja más normal o simpática debía ser (por apariencia, no las he conocido, claro) el perillita y la novia, o la mujer, creo C que tenías razón. Con el dentúo nos quedamos en la piscina oyendo al Bisbal marroquí la primera noche y con éstos más los fumadores en el bar del hotel la segunda noche. Entre ellos 4 había tal complicidad especialmente cigarrera que les pregunté si venían juntos pero no era así. El tabaco hace mucho, desde luego. El fumador me parecía más joven y más macarrilla que ella y a los otros los vi más en consonancia. Surgió un tema en el que los 6 nos sentimos cómodos y pudimos despachar a gusto: Londres. Todos habíamos ido y cada uno contó sus batallitas.
Una conclusión a la que llegué a modo de comparativa común es que en cada pareja, uno o una destacaba hablando o tomando la iniciativa a lo largo del viaje. Supongo que es el eterno y complicado dilema de la compatibilidad. ¿Ésta debe existir siempre, es recomendable o beneficiosa para la pareja que sea alta, forzosamente uno llevará la voz cantante?.
Entre lo observadora que me considero y lo cotilla que soy, fui vislumbrando características de cada una de las 7 parejas que éramos. Y siguiendo la costumbre de mi madre, que además facilita la identificación (C siempre se perdía cuando le comentaba algo), les fui poniendo motes: el dentúo y la alta, el perillita y la niña, los fumadores, los pijos, los canis, los gordos y C y yo, que éramos -somos- los no pareja.
El resto parecía, en mayor o menor medida, pasando una luna de miel, menos nosotros claro. Por eso me hizo gracia ver que todos se daban arrumacos y se fotografiaban nada más bajarnos del bus en el mirador del monte hacho de Ceuta. Yo me quedaba extasiada ante el Mediterráneo y sólo le formulaba a C preguntas de geografía para orientarme (porque hay que ver qué mala soy orientándome).
Bajamos tarde a la primera cena y ya estaban casi todas las mesas ocupadas. Yo comenté a C el sentarnos con los pijos pero los ví con el de la perillita y el dentúo fue quien se dirigió a nosotros y tuvo la amabilidad de ofrecernos sitio. Por el contrario, la pareja de gordos se quedó aparte. en mi interior, sentí esa vana sensación de triunfo. Con esta pareja repetiríamos en las siguientes comidas porque ya se encargó la organización de mantener el agrupamiento (en el bus yo siempre procuraba coger los mejores sitios y fueron los viejales quienes protestaron ante los cambios de la gente; el que más se quejaba, el falso vecino mío, pilló nuestros asientos en una ocasión). la muchacha era ostensiblemente más alta que él, que presentaba una llamativa caja de dientes. Eso sí, era tan hablador como yo y más enterao que yo. Ella no abría la boca y lo que a C parecía timidez para mí era signo de que la muchacha estaba más que acostumbrada a esa verborrea. Y ahí me surgía la primera cuestión. ¿Gente tan dispar unida como pareja?. Y no me vale eso de que los polos opuestos se atraen. Yo hablo mucho es cierto, pero no podría estar con alguien tan mudo. Es más me muerdo mucho la boca y me contengo mucho (en los ascensores, en los taxis, en el currelo, con desconocidos o en presentaciones) pese a que estar con alguien en silencio me resulta incómodo (y a veces una falta de educación e incluso una deshumanización: el otro día, al pasar por una calle desierta de la Sevilla agóstica, ver a una persona y cruzarnos sin mirarnos ni un "buenas tardes"). Me llamó mucho la atención el desequilibrio verbal de esta pareja, o tal vez es que simplemente una le cayera mal. por ejemplo cuando él dijo que tenía estudiios yo no quise decir que tenía una licenciatrura en Historia pese a las tonterías que dijo de Al Andalus, y al final me enteré que ella había hecho esa carrera cuando él me preguntó si conocía a M.A. por cierto eso fue graciocísimo. yo soy de las que siempre anda "¿conoces a este/a?" y me encanta descubrir los parentescos y relaciones sociales varias. y sí, es fuente de cotilleo, sólo sabía del marido de M.A. porque lo veo en el Corte Inglés pero ya sé de ella.
La pareja de los pijos merece un post aparte. De igual manera que ella, que me cayó gorda, merecía una mesa aparte. En ningún momento se relacionó con el grupo lo cual es muy legítimo pero se notaba la diferencia de postura con el novio, con ese acento tan utrerano, se le veía más dispuesto a entablar una mínima conversación trivial de cortesía en un viaje en grupo. O tal vez no sea el aislamiento de ella sino esa cara avinagrada que ponía siempre la chica. Y que no estaban a gusto no ya con el viaje sino con el destino se encargaron de referirnos cuando C les preguntó sus impresiones en el ferry. Supongo que todos les tomó por pijos viendo los maletones Samsonite magenta que llevaban. Muy chulos pero tremendos. Y los polos Lacoste de él (reconozco que el de rayas verdes también me gustaba, el tipo no eh??, que seréis muy mal pensaos, tenía pinta de jerezano cortijano y yo con los pijos vomitivos no puedo) hacían juego con los vestidos de ella. Pero lo que más me llamó la atención fue el episodio que protagonizó en el restaurante. Es de esas situaciones en la que no puedo evitar estar pendiente de la reacción de otras personas, aunque esa costumbre la vaya perdiendo con la edad, pero es algo que me retrotrae a mi adolescencia. ¿Qué hizo esta chica? pues pedir (de forma imperiosa, que es lo que más me llamó la atención) a la muchacha que tenía enfrente que pusiera bien un cuadro torcido. Una manía, una simple manía que podemos tener cualquiera pero ya digo que el ademán tan arrogante con el que se dirigió sin un por favor es lo que me llamó la atención. Además del hecho que no le importara "dar el cante". Y luego observé como él intentaba quitarle hierro al asunto. Así que a él lo veía como un sufrido novio y a ella como una hartible. Uhmm... esto me suena.... sonaba.......
La pareja más normal o simpática debía ser (por apariencia, no las he conocido, claro) el perillita y la novia, o la mujer, creo C que tenías razón. Con el dentúo nos quedamos en la piscina oyendo al Bisbal marroquí la primera noche y con éstos más los fumadores en el bar del hotel la segunda noche. Entre ellos 4 había tal complicidad especialmente cigarrera que les pregunté si venían juntos pero no era así. El tabaco hace mucho, desde luego. El fumador me parecía más joven y más macarrilla que ella y a los otros los vi más en consonancia. Surgió un tema en el que los 6 nos sentimos cómodos y pudimos despachar a gusto: Londres. Todos habíamos ido y cada uno contó sus batallitas.
Una conclusión a la que llegué a modo de comparativa común es que en cada pareja, uno o una destacaba hablando o tomando la iniciativa a lo largo del viaje. Supongo que es el eterno y complicado dilema de la compatibilidad. ¿Ésta debe existir siempre, es recomendable o beneficiosa para la pareja que sea alta, forzosamente uno llevará la voz cantante?.
4 Comments:
Bienhallada después de dos meses de desconexión. Me he puesto al día de tus aventuras viajeras y tu álbum de sociedad con esbozos rápidos de tus compañeros de periplo. Recibe un cordial saludo y hasta pronto.
Que tal Marruecos??
Y si, lo que dices de las parejas , que uno manda mas es cierto, y suelen ser las chicas!
Un saludo!
Hola José Luis, me alegró leerte de nuevo en tu blog. Espero que hayas tenido un buen descanso y gracias por tu comentario, chao!
Lee, gracias por tu visita. Marruecos es un país interesnate y que merece la pena visitar. Yo era reacia pero me ha gustado. En un post que hay pelín más abajo de este hablo del país. En cuanto a lo de las parejas, pues no comparto tu idea de que siempre sean las chicas, tengo en mente un post al respecto, chao!
Ufff! avísame de tu próximo viaje, para evitar coincidir contigo, jaja.
Besos
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