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martes, 25 de marzo de 2008

Tíbet

El pasado lunes 10, más de 100 tibetanos exiliados comenzaron una marcha desde la población india de Dharamsala, para protestar contra el gobierno chino en la región himalaya. La "marcha del regreso", como se conoce, conmemoraba el 49º aniversario del fallido levantamiento tibetano contra China.

Desde entonces se ha producido una nueva crisis tibetana con centenares de muertos y mutuas acusaciones entre el Dalai Lama y el primer ministro Wen Jiabao a cinco meses de que se celebren las Olimpiadas de Pekín 2008.

La lucha por la independencia del Tíbet no es tan simple como parece, es la consecuencia de una intrincada historia y de la manipulación junto a las ansias de poder que lamentablemente puede llevar a cabo una religión como una ideología más.

El último emperador chino Aisin Gioro Puyi de la dinastía Ching (o Quing, 1644-1911) aceptó que no era sostenible su gobierno y se pactó que él recibiría una pensión vitalicia y así dejaría que se conformara un gobierno republicano. Al mismo tiempo varias provincias se estaban declarando independientes pero la comunidad internacional no las reconocía. Tíbet y Mongolia fueron dos de estas provincias. Desde Beijing se conformó un gobierno republicano aglomerando todo el territorio que había reunido la dinastía Ching, todos aceptaron menos Mongolia mientras que los representantes de Tibet sí aceptaron entonces pertenecer a China. Sin embargo, en 1907 Gran Bretaña y Rusia habían firmado un tratado en San Petersburgo con China donde reconocían la independencia de Tíbet. Esta dualidad de documentos prevalece. El Tíbet aceptó en ese tiempo que sería parte de China con la condición de que solo dejaría que el ejército ocupara su territorio pero las decisiones internas de la provincia serían tomadas por el Dalai Lama. Así que no es nuevo que el ejército chino esté en territorio tibetano.

El budismo que se practica en esta región tiene ciertas similitudes con el hinduismo como es la excesiva estratificación social con monjes cuyas familias (sí pueden tener hijos) forman una privilegiada clase social económica e intelecual, obviamente religiosa, y se perpetúan las castas. Se puede decir que los monjes están temerosos de perder su clase y prestigio social si China lleva a cabo medidas que van en contra de las costumbres y tradiciones del lugar. Por ejemplo los recién nacidos suelen ser llevados a los monasterios para
que se hagan monjes, de lo contrario están en peligro de morir, ya que la población civil vive en extrema pobreza. El gobierno chino aprobó una ley que lo prohibía, diciendo que sólo pueden convertirse en monjes a partir de los 18 años y por su propia voluntad. También se esforzó en mandar muchos niños a estudiar a Beijing y a otras regiones y luego los regresa a Tibet, en un afán por mostrarles lo diferente que es el mundo afuera de la tradición tibetana. El recién construido tren que conecta Lhasa, la capital de Tibet con otras ciudades de China es mal visto por el Dalai Lama porque pone en peligro el entorno natural de Tibet aunque también teme la apertura de la sociedad tibetana al mundo. China no hace esto por humanidad, sino porque sabe que legitimizarse en este territorio es importante ante el apoyo de Estados Unidos a Tibet. Otra ley del gobierno chino abolió la esclavitud. El sistema tibetano incluía servidumbre de civiles a los monjes, estos sirvientes no poseían nada, practicamente eran esclavos, quizás ellos no se daban cuenta porque lo hacían según principios religiosos. El propósito del gobierno chino era nuevamente quitar poder a los monjes, pero sin duda era un logro social que tuvo consecuencias benéficas.

En la foto el Palacio Potala de Lhasa

El exilio del actual Dalai Lama es consecuencia de la represión comunista del gobierno chino ante las religiones. Destruyeron templos en toda China, no sólo en Tibet, pues también han perseguido al cristianismo en todas sus confesiones. Posteriormene los gobernantes enriquecidos, reconstruyeron algunos templos (como el palacio imperial entre otros monumentos) pero dejando claro la nefasta relación que se establece entre el poder, grupos religiosos y dinero.
Es extremadamente difícil tomar una posición con relación a este conflicto actual en Tibet, es finalmente un problema de intereses políticos de ambas partes. El budismo en su forma tibetana también es usado para preservar poderes, y en China la apertura a Occidente que se hizo a raíz de aprobar la propiedad privada no hace sino acrcentar las diferencias entre ricos y pobres.

Se ha hablado de boicot a las Olimpiadas. Y ayer mismo durante la ceremonia del encendido de la antorcha en el Olimpo griego un manifestante logró colar una bandera (con 5 esposas a modo de anillos olímpicos) y exhibirla ante el representante chino. Unos instantes tan sólo. En seguida fue apartado y la censura china nuevamente impone silencio.

Para evitar los juegos olímpicos, considero que es tarde y lo más adecuado hubiera sido no concederle esa sede hasta que en unos años China no sólo sea un gigante económico sino un garante de derechos civiles.

10 Comments:

Anónimo said...

Pues yo cuando encuentro extremadamente dificil tomar posicion ante un conflicto de este tipo, llamese independentista o de liberacion nacional, me acuerdo de nuestro Movimiento de Liberacion Nacional del Pueblo Vasco (Aznar dixit) y me aclaro enseguida. Ya decia yo que el dalai lama me recordaba a alguien; es como una mezcla de Ibarretxe, Urkullu y el padre Arzallus, todos ellos clerigos al fin y al cabo.

Zinquirilla said...

Será que yo siento simpatía por los nacionalismos (excepto cuando usan el terrorismo, ofcors) llámense gallegos kurdos, kosovares, vascos, catalanes o tibetanos y aunque en este caso habría que establecer una separación total entre gobierno y religión que es difícil, sin duda, jamás apoyaría al gobierno chino.

Anónimo said...

Ay, Zinquirilla, que me desconciertas. Asi que ahora sientes simpatia por los nacionalismos... Con tal de llevarme la contraria, lo que sea. El nacionalismo es siempre antidemocratico, es el barrer para casa, es sentirse ridiculamente "pueblo elegido"; todo nacionalismo es terrorista en potencia, fascista en esencia; en fin.

El Hombre Confuso said...

Muchas gracias por los comments, las visitas y por todo!! Reconozco que siempre pienso en responder los comments y luego se me pasa..... a ver si con el nuevo año del blog cambio!!!

De todas formas, muchísimas gracias!!!

José Manuel said...

Parece que el esposo de la Bruni, va a ser el primero en plantarles cara...

Joselu said...

Sin entrar en los complejos razonamientos históricos sobre si el Tibet es una provincia china o no, mi simpatía va hacia los tibetanos y el Dalai Lama. Sin duda, existe un modo de percibir la vida tibetano, que depurado de sus lados más medievales, es una fuente de sabiduría. No participo de la opinión de arturillo que compara al estimable, según mi criterio, Dalai Lama con esos personajes domésticos que sí que tienen olor a sacristía. El Tibet tiene derecho a su existencia con amplia autonomía de la dictadura china. Entiendo sus ansias de libertad.

Zinquirilla said...

* Sí, sé que soy pura contradicción. Me han llegado a decir que es mi peor y mejor virtud, jeje. Pero no se trata de llevar la contraria, a estas alturas está a las claras que tenemos opiniones diametralmente opuestas.

Pero Arturillo, en tu comentario considero que dejas un desliz que para quien lo lea le conduce a un error histórico y sin ánimos de dármelas de "enterá" pero sí con el de aclarar.

El Fascismo como Totalitarismo de derechas que es al igual qe el comunismo lo es de izquierdas no respeta a los pueblos (a los nacionalismos) con sus idiosincrasia, costumbres y particularismos, no respeta a las minorías e impone una maquinaria de Estado que aniquila al ser humano.

Distinto es que los nacionalismos se vuelvan insolidarios y ruines además de utilizar medios terroristas.

Pero ya digo, los nacionalismos ya sean centrípetos como los decimonónicos, centrífugos que imperan hoy día y sobre todolos de índole económica en el Tercer Mundo, me inspiran simpatía y aceptación.


* ¡Hey HC! me alegro que te hayas dado un garbeo por mi blog. Como nunca respondes los comentarios en el tuyo llegué a pensar que no lo considerabas suficientemente glamouroso, jaja. ¡Un saludo!


* Monsieur Brunì (con tilde, para dar énfasis a lo gabacho) parece más un sheriff que un presidente de gobierno. Por mucho que "arregle" las cosas no me gusta su método populista y espontáneo de "allá voy".


* Joselu, en mi post ya hablaba de lo complejo del proceso pero a estas alturas es prescindible la cuestión de si la región tibetana es china o no. Comparto eso que dices de comprender sus ansias de libertad.

Anónimo said...

De acuerdo entonces, Zinquirilla: Tibet libre! Euskadi libre! No? O es que España ha de tener mas consideraciones que la China?

Anónimo said...

Perdon, otra vez la tecla. El anterior anonimo soy yo.

Zinquirilla said...

Yo misma lo dije antes:

"Será que yo siento simpatía por los nacionalismos (excepto cuando usan el terrorismo, ofcors) llámense gallegos kurdos, kosovares, vascos, catalanes o tibetanos"

Siempre he estado a favor de la autodeterminación vasca y de la independencia catalana. Y le pueden seguir el resto.

No considero que España tenga que permanecer unida.

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