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Una canción

jueves, 17 de enero de 2008

Extraña sensación



Qué extraña sensación me invade estos días. Es una mezcla a pares iguales agridulce, la tristeza del término aliñada con el alivio del fin, con una pizca de desazón por lo que viene. ¿Realmente me alegro tanto de que acaben las clases?. ¿Sólo querría continuar por el buen sueldo?

Es inevitable echar la vista atrás, está más que justificado hacer un recuento de estos meses que no se me han hecho largos pero sí ha sido un período considerable de tiempo: justo 4 meses. Pues me estrené un 17 de septiembre y finalizo mañana 18 de enero. También resulta útil contrastarlo con las experiencias docentes anteriores. Resulta claro que en esta ocasión las cosas han ido un poquillo mejor. No obstante lo achaco más a que los niñor de este colegio tengan un barnilito mejor que a mi propia labor.

Cuando llego a ese punto, mi labor, es cuando me invade la mayor pesadumbre. Es el querer ser, el pudo haber sido y el no fue. Podría haber dado mejores clases, más entretenidas, hacer más actividades interesantes, lograr motivar a los niños para que se interesen y sigan los temas, haberme lucido en los dos cursos de historia, dejar un buen recuerdo en los niños, que alguno sinceramente me prefiriera como profe a la que está. Y sobre todo haber mantenido más el orden. Porque éste se quebró en algún momento de noviembre. Si en esta ocasión empecé las clases más seria y lograr una mayor autoridad, el efecto ha durado bastante más que en las Salesianas. Pero se rompió. En un determinado momento. Y ya los niños se desbordaron Y empezaron a portarse mal. Y llegaron los enfados, las riñas, algunos gritos (al menos esto me lo he corregido en parte) y sobre todo el no poder dar las clases con normalidad y continuidad. Además en las riñas, 2 niños me han dicho aquello que me dijeron varias veces en en colegio S. y que me fastidia tanto el oírlo: "no te alteres". aaa!, me entran ganas de pasar a la práctica y en vez de quedarme en la alteración, impactar a más de uno y a más de una contra la pared. Porque ha habido niños que no se callaban y que continuamente tenían que reventar las clases. Al menos he logrado evitar en ocasiones el enfrentamiento directo con ellos y he intentado ganármelos (esto es, buscarlos en los cambios de clases para dialogar con ellos, escucharles y hacerles ver con mimo y cuidado -tal vez me haya salido algo de cariño- lo mal que se portaban y cómo enmendarse. En un par de ocasiones hasta me han salido espontáneamente frases que no parecían sermones y que invitaban a reflexionar. Y lo mejor han sido las entrevistas con los padres (he tenido muchas para ser una profe sustituta y se ha debido a las bajas notas que he puesto) pues siemrpe se me dieron bien. Pero en general, en la mayoría de las veces, no he sabido llegar a ellos porque no sabía qué decirles, ni como emplear el tono aadecuado. Como anécdota, en las primeras semanas, les dio por hacer ruiditos arañando las mesas por debajo con alfileres. dos alumnos lo reconociero y me salió muy seria y muy a lo orientadora" a la salida hablamos". fue decirlo en voz alta y pensar "y ahora qué les digo yo a estos dos niñatos".

Porque eso es lo que me parecen: unos canis, gamberros, mal educados, incultos, que se van a estrellar en la vida y con el trabajo, ridículos e infantiles, un hervidero de hormonas que no sé controlar y que no entiendo, a años luz de la adolescente que yo fui. Y me doy cuenta que es así: que no me gustan los niños, no les entiendo y no los quiero.

Pero esa aversión por ellos no se trasluce. En cambio la desidia, sí. Ha habido veces en que he estado hablando en la pizarra y en mi cabeza se abría paso, mientras seguía parloteando, la idea de que aquello no les gustaba, no les llegaba y podía llegar a ser un verdadero rollo. Varias veces me he tenido que detener para buscar una explicación convincente y certera. Y me he dado cuenta definitivamente de que mi estilo de profe es el del "orador": yo en la pizarra o de pie moviéndome nerviosamente barbotando ejemplos de la vida actual (de eso les he hablado bastante y por una vez me he autocensurado con un filtro para no hablar de mí ni contarles batallitas) o desmenuzando la historia hasta límites insospechados. Creo que les he dado más de lo que están acostumbrados. De conceptos históricos me refiero. Claro que es menos de lo que yo daba, que sigue siendo mi punto de referencia. Y en muchas ocasiones he improvisado. En eso ha sido como siempre. Ni un sólo día he llevado la "lección aprendida", olvidaba corregir o recoger actividades retrasadas no he seguido un plan uniforme o concreto. Ha sido una sustitución un tanto sui géneris pues he explicado cosas que no entraban y me apetecía.

Aún así, es el ambiente de la clase lo que me deja este mal sabor de cosas. Da la casualidad de que los B no han sido los buenos, sino que 2º, 3º sobre todo y 4º B han sido los peores cursos y los mejores 4º, 2º y 3º A. Bueno, al menos no han sido todos los cursos tan cafres como me pasó en otros coles donde con todos los cursos tenía problemas y encontronazos. Pero ya me hubiera gustado a mí que los joíos niños hubieran permancido más callaítos, atentos y educados.

7 Comments:

Joselu said...

Está claro que éste no es un blog pedagógico. Uf. El mío lo es en parte, al menos una buena parte, y no me hubiera atrevido a hablar con la sinceridad que lo has hecho tú. "No los entiendo y no los quiero". Si vieras las veces que he albergado sentimientos semejantes. Tengo un curso de tercero de ESO, que me las hace pasar canutas. Los veo en el patio y en los pasillo y no me saludan. Sudo cuando he de entrar allí. Su nivel es bajísimo y son muy críos. No sé si los quiero. Tiendo a pensar que no, pero no me atrevería a decirlo en mi blog. Estoy en tu casa y me puedo sincerar. Tus sentimientos son muy normales, lo que necesitas es modificar tus estrategias en clase, pero es difícil porque para eso tiene que gustarte. ¿Tienes alguna alternativa profesional que no sea la docencia? Yo no. Bueno, el otro día mandé mi currículum a un casting en Madrid para ver si me llamaban como actor... Me temo que tendré que llegar al final en esto, y para ello hay que buscar quererlos. Luego viene todo lo demás: técnicas, estrategias, clases participativas, uso de dossieres, power point, ordenadores... Hay sistemas de hacerlos trabajar a gusto. En mi instituto adoran a su profesor de Sociales. Yo hago lo que puedo, con algún éxito y muchos fracasos, pero no es diferente de lo que peude sentir cualquier docente. Un fuerte abrazo.

Anónimo said...

Pues vaya, Zinquirilla, me sorprendes y me desconciertas...

Anónimo said...

per iniziare un nuovo ciclo di vita rinnovato, è necessario concludere il precedente...
SUERTE por tu futuro! :-)

Anónimo said...

Pero ¿qué esperas de tu experiencia si dices que eres una mercenaria de la enseñanza? Demasiado bien te ha ido. Eso lo notan los chavales. El currículum oculto es nuestra clave y aún así...
Búscate otro trabajo pues no vales para la enseñanza. Es lo mejor.

Anónimo said...

No lo comprendo. Alguien que da clases y habla tan mal de sus alumnos. Que me lo expliquen, por favor. Si no te gusta cambia de trabajo ¡Qué desprecio se te nota!

Zinquirilla said...

""me entran ganas de pasar a la práctica y en vez de quedarme en la alteración, impactar a más de uno y a más de una contra la pared.""

Me retracto de esta frase. No está bien porque incitan a la violencia, Lo digo sinceramente.

""Porque eso es lo que me parecen: unos canis, gamberros, mal educados, incultos, que se van a estrellar en la vida y con el trabajo, ridículos e infantiles, un hervidero de hormonas que no sé controlar y que no entiendo, a años luz de la adolescente que yo fui. Y me doy cuenta que es así: que no me gustan los niños, no les entiendo y no los quiero"".

Digo lo que em parecen. Sin duda lo serán o no. No veo peyorativo el comentario pues no es una descripción sino un análisis de observaciónd e la adolescencia tal y como yo subjetivamente la veo.

Zinquirilla said...

Gracias a las 5 personas que han comentado este post. Lo único que repruebo es que 3 de ellas se escuden en el anonimato. No hace falta tener un blog, pues Blogger da opción de poner tu nomre o un alias. Y solo una de ellas es profesor, el cuál no hace corporativismos sino tan solo está en el meollo de la cuestión de los adolescentes de hoy día.

Joselu: lo que más me gusta de tu blog es el amor a la lectura no a los niños. pero tu larga experiencia y ese esfuerzo e interés en llegar a los niños (que ya es quererlos) merece mi admiración y aplaudo.

Anónimo1: hablas de un modo como si me conocieras pues solo la cercanía provoca sorpresas. lamento causar ese desconcierto.

Simone: gracias por tu aliento. y lo mejor no son tus palabras aquí sino que sé que estás ahí.

Anónimo2: No espero nada.. porque nada busco. Mi apelativo de "mercenaria de la enseñanza" es mi autocalificativo irónico de que NO sirvo para dar clases. Es algo que sé aunque tus palabras no transmiten consejo sino zafia recomendación. Trabajaré allá donde me contraten y realizaré la labor que mi preparación y ética profesional me indiquen. Por último, es cierto que los niños notan como es un profesor, notan la preparación y el interés. Pero no me ha ido bien. Ahora mismo acumulo un sobrepeso y una tensión arterial extra. El respeto es imprescindible para dar clases, labor que no he podido realizar en el 90% de los casos por una falta de respeto e indisciplina absoluta de los alumnos.

Anónimo3: tal vez se desprenda desprecio de mi observación (que no descripción) de como me parecen (no que lo sean) los adolescentes a los que trato. Coincides en el anterior comentario en que cambie de trabajo. No se preocupen es una de mis aspiraciones: el dejar la enseñanza. ¿Algunos de ustedes se ofrecen como sustitutos?.

Como en esas pelis de ficción daría gustosamente 5 minutos de clase a cualquier persona que quisiera cambiarse por mí.

Un saludo a todos y espero que vuelvan a visitarme si no han quedado tan espantados

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