Colgué el móvil y me quedé un buen rato pensando entusiasmada en el plan que se me presentaba para el finde. Cuando de repente caí en la cuenta de que no tenía pijama. En ese momento llevaba uno pero lo usaba más como ropa fresquita de andar por casa. Para irme a dormir ya tenía mi pijama de verano, tan suave como mi piel y tan sugerente como mis curvas.
Eran las 9 y media pasada del jueves. Tenía que coger la mochila, la sombrilla y todos los bártulos playeros tipo bronceador, necéser,... Prepararlo todo esa noche porque al día siguiente el bus que cojo del currelo me dejaría en la parada de Santa Justa a las 3 con el tiempo justo de coger el tren a San Fernando.
Aún así tenía que salir a comprar comida por lo que me dispuse irme a enseguida al Opencor que está al lado de mi casa. Al salir, estaba convencida de que en ese garito dercortinglé para los olvidadizos, los que lo dejan todo para el último momento y los noctámbulos que no entrarían en la tienda 24 horas apañada del barrio, venderían pijamas para chicas. Pero por el camino empecé a pensar que no recordaba haberlos visto nunca. Pijamas tengo varios, de hecho casi todas las temporadas cae alguno de Women' secret; el problema era mi falta de previsión porque aunque el plan era fantástico y habíamos quedado por teléfono de forma casi repentina, no había excusas para que mi pijama rosa de lunares estuviera en la azotea, el de topos de colores en el bombo de la ropa sucia haciéndole compañía con el de color aguamarina. Y el de fresas que era de una sóla pieza con tirantas y botonadura delantera y dos bolsillos (comodísimo) que me compró mi madre en el mercadillo de Sanlúcar de Barrameda cuando tenía unos 15 años, era el que llevaba puesto aquella noche. Y no era plan de llevarme el único camisón que tengo, de raso y encaje. No uso camisones, este fue un regalo equivocado de talla de unas amigas a mi hermana.
A la altura de la Ronda vi que una tienda de ropa de los chinos estaba abierta. Cruzo en diagonal sin esperar al semáforo porque persiste en mí la idea de que no voy a encontrar un pijama. ¡Y lo necesitaba! Aunque durmiera acompañada, ¡no podía presentarme sin pijama!
Entro en una enorme tienda donde venden (aún está abierta) todo lo ponible y sobre todo lo no ponible. Para mi sorpresa encuentro unos shorts amarillo y una camisola a juego con unas flores amarillas. Claro que llevan un círculos grises a modo de pétalo pero es clarito y el conjunto es bastante pasable. Así que lo compro y respiro tranquila.
Cuando llego al Opencor descubro una sesión nueva de ropa interior. La hay para hombre, mujer y niños. Pero no hay mucha variedad que digamos hasta que reparo en una camisola color frambuesa. Está dentro de una caja muy fina y sólo me detengo en mirar la talla y el precio. Me parece muy mona, mucho más que el pijama que he comprado. Y como ése me ha costado tan poco y este no es caro, pienso que es casi como comprar uno sólo pero llevarme dos. No suelo comprar dos prendas similares así de sopetón pero entusiasmada como estoy (el entusiasmo de quedar se prolonga con el de conseguir la prenda y resolver lo descompuesta que soy) decido llevármelo. Y termino de comprar los avíos.
En casa me pruebo los dos. El amarillo me queda bien pero me parece un poco infantil. Pienso que el otro es much más bonito. Cuando abro la caja, veo un short con unas florecitas y me gusta. Pero cuando me pruebo la camisola es cuando me doy cuenta que en el escote lleva un encaje también frambuesa y un dibujo, una especiede muchacha y al lado "Poisson" y no sé qué más chorrada en la lengua del Moulin Rouge. ¡No me puedo poner aquello! Aparte que ya no me parexca tan bonita. Sólo me gusta el color pero no es mi estilo, es tan cani la camiseta... Y no pega nada con el pantaloncito. ¿Pertenecerán a distintos pijamas? me pregunto. ¡Claro! aquí ha habido un cambiazo en las cajas. Pero no, venía bien sellada, yo misma he roto el precinto.
Como soy optimista contumaz, me quedo tranquila porque pijama, lo que se dice pijama, ya tengo.
Me desvisto y me quedo dormida fantanseando en cómo C. me quitará el pijama..
(Escrito originariamente el 21 de julio de 2008)
Eran las 9 y media pasada del jueves. Tenía que coger la mochila, la sombrilla y todos los bártulos playeros tipo bronceador, necéser,... Prepararlo todo esa noche porque al día siguiente el bus que cojo del currelo me dejaría en la parada de Santa Justa a las 3 con el tiempo justo de coger el tren a San Fernando.
Aún así tenía que salir a comprar comida por lo que me dispuse irme a enseguida al Opencor que está al lado de mi casa. Al salir, estaba convencida de que en ese garito dercortinglé para los olvidadizos, los que lo dejan todo para el último momento y los noctámbulos que no entrarían en la tienda 24 horas apañada del barrio, venderían pijamas para chicas. Pero por el camino empecé a pensar que no recordaba haberlos visto nunca. Pijamas tengo varios, de hecho casi todas las temporadas cae alguno de Women' secret; el problema era mi falta de previsión porque aunque el plan era fantástico y habíamos quedado por teléfono de forma casi repentina, no había excusas para que mi pijama rosa de lunares estuviera en la azotea, el de topos de colores en el bombo de la ropa sucia haciéndole compañía con el de color aguamarina. Y el de fresas que era de una sóla pieza con tirantas y botonadura delantera y dos bolsillos (comodísimo) que me compró mi madre en el mercadillo de Sanlúcar de Barrameda cuando tenía unos 15 años, era el que llevaba puesto aquella noche. Y no era plan de llevarme el único camisón que tengo, de raso y encaje. No uso camisones, este fue un regalo equivocado de talla de unas amigas a mi hermana.
A la altura de la Ronda vi que una tienda de ropa de los chinos estaba abierta. Cruzo en diagonal sin esperar al semáforo porque persiste en mí la idea de que no voy a encontrar un pijama. ¡Y lo necesitaba! Aunque durmiera acompañada, ¡no podía presentarme sin pijama!
Entro en una enorme tienda donde venden (aún está abierta) todo lo ponible y sobre todo lo no ponible. Para mi sorpresa encuentro unos shorts amarillo y una camisola a juego con unas flores amarillas. Claro que llevan un círculos grises a modo de pétalo pero es clarito y el conjunto es bastante pasable. Así que lo compro y respiro tranquila.
Cuando llego al Opencor descubro una sesión nueva de ropa interior. La hay para hombre, mujer y niños. Pero no hay mucha variedad que digamos hasta que reparo en una camisola color frambuesa. Está dentro de una caja muy fina y sólo me detengo en mirar la talla y el precio. Me parece muy mona, mucho más que el pijama que he comprado. Y como ése me ha costado tan poco y este no es caro, pienso que es casi como comprar uno sólo pero llevarme dos. No suelo comprar dos prendas similares así de sopetón pero entusiasmada como estoy (el entusiasmo de quedar se prolonga con el de conseguir la prenda y resolver lo descompuesta que soy) decido llevármelo. Y termino de comprar los avíos.
En casa me pruebo los dos. El amarillo me queda bien pero me parece un poco infantil. Pienso que el otro es much más bonito. Cuando abro la caja, veo un short con unas florecitas y me gusta. Pero cuando me pruebo la camisola es cuando me doy cuenta que en el escote lleva un encaje también frambuesa y un dibujo, una especiede muchacha y al lado "Poisson" y no sé qué más chorrada en la lengua del Moulin Rouge. ¡No me puedo poner aquello! Aparte que ya no me parexca tan bonita. Sólo me gusta el color pero no es mi estilo, es tan cani la camiseta... Y no pega nada con el pantaloncito. ¿Pertenecerán a distintos pijamas? me pregunto. ¡Claro! aquí ha habido un cambiazo en las cajas. Pero no, venía bien sellada, yo misma he roto el precinto.
Como soy optimista contumaz, me quedo tranquila porque pijama, lo que se dice pijama, ya tengo.
Me desvisto y me quedo dormida fantanseando en cómo C. me quitará el pijama..
(Escrito originariamente el 21 de julio de 2008)
8 Comments:
Me encantó. Siempre que aparece una salida imprevista, a las mujeres (y no importa la edad) nos pasan estas clases de cosas. Somos tan previsibles...
Gracias por tu visita a una de mis casas. Seguiré rondando las tuyas.
saludos!
Silvia Beatriz, es verdad lo que dices, somos previsibles aunque en mi caso lo deje todo para el último momento pero al final estoy preparada para todo, jaja.
Bienvenida a mi blog.
Irlanda en todo caso bienvenido vosotros. Irlanda es un país que me encanta.
Como buenos españoles siempre todo para el ultimo momento
uuuy como buenos latinos diria yo todo para el último momento :P
Tanta historia con el pijama para que despues ten lo quiten....
Como los españoles, los latinos... y las mujeres. Y yo me llevo la palma jajaja.
Bienvenidos a mi blog Enrique y Bere.
Mª Jesús es que hayq tener el pijama puesto para que te lo quiten..
Si lo importante al final no es el pijama es el trayecto para conseguirlo, y sobre todo el sueño de como te lo quitan ;-)
Deprisa, tú sí que sabes ;-)
aunque para esos menesteres no me van las prisas :D
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