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Una canción

sábado, 11 de julio de 2009

A lo MacGyver, ¿cuál corto!

Asoma desafiante su grácil curvatura que sobresale del resto de compañeros. A un primer vistazo lo he podido localizar. Acercarme será fácil pero entonces perderé campo de visión. Soy consciente de que si amplío el campo de observancia no será el único ejemplar que descubra pero eso me pondrá de malhumor por lo que me concentro en esta única pieza. Se encuentra en una zona que mis dedos recorren con frecuencia en un gesto que me identifica, por eso llevo días mirándola desde el rabillo del ojo.

Es perfectamente identificable. Su corta longitud lo hace erguirse pero es el color, el anormal color, lo que le convierte en el blanco de mi enfurruñamiento. Sus compañeros deberían apartarse de él. Por traidor. Y por adelantado. Aún no debería presentarse y ya está aquí alardeando de las experiencias que la vida me depara. Uno más de los cronómetros que muestra el cuerpo. Pero que a mí (como a tantas personas) le resulta especialmente fastidioso. Y no quiero peinarlas como dice el refrán.

Por eso decido tomar mis tijeras de la manicura para acabar con este rebelde. No uso la pinza por aquello de la multiplicación por siete que dice otro refrán. La tijera, es pequeñita y manejable, con las hojas curvas. La acerco, va apartando matojos, hasta asegurarme de que la pieza queda en medio.

¡Zas!

Cae un puñado pero no está entre ellos. Vuelvo a mirarlo y ahora asoma entre dos compañeros más. Acerco las tijeras pero lo pierdo de vista.

En las pelis cuando hay que cortar un cable siempre eligen el rojo y si alguien le sopla al protagonista cuál es la que desactiva la bomba, éste acabará cortando la azul, que es la que no le habían dicho, a 3 milésimas de segundo de la cuenta atrás.

Pues así estoy yo cada vez que me corto una cana de las sienes. Cada vez que veo una, me armo de paciencia para separar el resto de pelos compañeros que la rodean y aunque afino al cortarla siempre corto un puñaíllo. Menos mal que tengo bastante cantidad de pelo. Ya sé que es una medida inútil y lo que tendría que hacer es teñirme el pelo (y cortarme la horrorosa coleta que me acompaña desde hace un año), pero me entretengo porque he descubierto que me relaja.

* Post relacionado: La primera cana

5 Comments:

José GDF said...

A mi chica lo que le relaja es reventarme los granos a mi, pero yo no le dejo, ¡je, je, je, je!

Tú con las canas, y yo con mi... Dejémoslo en poco pelo ;)

¡Eso sí, por si el refrán dice la verdad, no te las arranques!

¡Un saludo veraniego!

Zinquirilla said...

José Gdf, no sé si es común en las chicas pero a mí también me gustaba quitarle granitos a mi ex. Le llegué a decirle que era mejor que corr... (dejémoslo ahí :D)

¡Un saludo!

Juan Duque Oliva said...

Yo tengo que tener mucho cuidado por que no puedo ser tan generoso como tu cortando.

Un besos

chema said...

yo tengo el típico pelo negro como el carbón salpicado con algunas canas. teniendo en cuenta que me salió la primera con 21 años, debería tener muchas más. de momento no me las voy a teñir, me gustan. :D

Zinquirilla said...

Chema, seguro que te sientan muy bien y lo más importante que tú estás a gusto comose nota por lo que dices.

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